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Por Jorge Sotero
La Habana.- El estómago vacío, la necesidad de comer, la falta de energías temporales por no haber ingerido alimento alguno, es hambre. Pero si esas sensaciones se extienden en el tiempo, día tras día, semana tras semanas, durante meses, sin que puedas contar con los componentes necesarios para que tu cuerpo se mantenga saludable y, además, eso se extiende a otras personas, hablamos de hambruna.
Podemos hablar de hambruna cuando el hambre se ha generalizado, cuando ya no solo lo sufre un determinado grupo de personas, a las que llamaremos las más vulnerables, sino cualquier ciudadano. Generalmente sienten hambre los desempelados, los que no tienen techo, familia, ni protección gubernamental alguna, pero en Cuba esa situación puede ser completamente diferente.
La hambruna está al explotar en Cuba y puede afectar a trabajadores con salarios o seudosalarios, profesionales, maestros, médicos, ingenieros, abogados, porque es tanta la precariedad alimentaria y tan disparada está la inflación, que grupos humanos numerosos verán su vida en peligro por falta de comida.
Tal vez algunos no lo crean, pero ya han muerto personas en Cuba por hambre. Hay ancianos, de esos que no tienen pensiones o que cobran mil 500 pesos mensuales de jubilación que murieron de hambre, aunque el certificado de dfunción diga que fue por un infarto o muerte natural. Al final, en Cuba es habitual cambairle el nombre a las cosas. Cuando el covid murieron más de cien mil cubanos por la enfermedad y las autoridades redujeron esa cifra a unos pocos miles, porque los que morían como consecuencia de la pandemia, sin tener el virus en el cuerpo, no contaban.
En Cuba hay padres que no comen. Personas que trabajan, que dan clases en una universidad, en una secundaria, y que el poco dinero que ganan lo emplean en comprar alimentos para sus hijos, mucho más vulnerables, y pese a eso, los niños no están rebosantes de salud, porque se ven demasiado delgados, tristes, cabizbajos, camino a las escuelas o de regreso.
Muchos niños pueden verse con la mirada perdida en las aceras, algunos hasta buscan en los restos de basura, aunque esa práctica es más hbaitual en las personas mayores, sobre todo en horas de la noche.
Ahora hay mucho más hambre en Cuba que cuando el tristemente célebre Período Especial, y cuando aquello repartieron complementos vitamínicos -¿se acuerdan del polivit?-, pero ahora nada, porque ni de eso se preocupan los dirigentes de barrigas llenas y rostros abominables, los mentirosos de turno, los agentes que apenas dejan a las personas emprender alguna producción, porque todo tiene que estar controlado.
Cuba no ha entrado en una hambruna porque una parte no menos importante de la población tiene familiares en el extranjero y con lo que mandan de remesas pueden capear las necesidades. Si ese monto dejara de entrar a Cuba, con los precios que tiene el gobierno en los mercados que controla y los de las Mipymes, las muertes se podrían contar por miles cada día.
Si dices que tienes hambre, así, coloquialmente, supongo que no desayunaste, que te apetecen unas totadas, con un par de huevos fritos, un yogurt o una leche con chocolate y alguna fruta. Hambre puede ser deseos de comer, incluso cuando los has reprimido -los deseos- o te los reprimieron por algún tiempo.
Hambruna ya hay en algunos lugares de Cuba, porque no es necesario declararlo, sino solo ver cómo en ciertas regiones, que no tiene que ser en todo el país, la escasez de alimentos, impide que las personas hagan varias comidas al día, incluso hacer una se puede considerar un privilegio.
La hambruna es una grave escsez de alimentos en una zona, región o país, incluso en áreas dentro de un país, y si no es eso lo que ocurre en Cuba, ¿cómo le podemos llamar entonces?
La hambruna, incluso, puede ser definida como proceso o resultado, y puede estar determinada por la cantidad de muertos por día en una zona o región, por la tasa de mortalidad infantil, o por los niños muertos menores de cinco años.
Si Cuba no vive una hambruna, no falta mucho. Y lo peor es que en el país hay embajadas de la Unión Europea, oficinas del Programa Mundial de Alimentos, de otras instituciones y organismos internacionales, y no dicen nada, no denuncian… todo lo contrario, el mundo sigue votando por Cuba para la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Votan por un país que coarta los derechos fundamentales de las personas: la vida, la libertad y la alimentación.