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Berlín.- Las conversaciones aliadas sobre el envío de fuerzas europeas de mantenimiento de la paz para proteger a Ucrania como parte de un posible acuerdo de paz con Rusia han provocado una reacción negativa en Alemania. Este país todavía está marcado por su pasado militar nazi, aunque la perspectiva sigue siendo remota.
El canciller Friedrich Merz se ha mostrado abierto a la participación alemana en una posible misión de mantenimiento de la paz en Ucrania. No obstante, ha subrayado que tal decisión requeriría la coordinación con los socios europeos y su propia coalición.
También señaló que cualquier despliegue de efectivo requeriría probablemente un mandato del Bundestag. Este es un reto para un canciller cuyo propio nombramiento solo fue aprobado en el segundo intento.
Rusia se opone ferozmente al despliegue de tropas de la OTAN y no está nada claro cómo podría funcionar una fuerza de este tipo.
Alice Weidel, líder del partido de derecha Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán), acusó a los conservadores de Merz de belicismo por considerar ni siquiera la idea de tropas terrestres. La tachó de ‘peligrosa e irresponsable’.
Incluso el ministro de Asuntos Exteriores de Merz, Johann Wadephul, advirtió de que enviar soldados a Ucrania ‘probablemente nos desbordaría’.
En Alemania existe inquietud por el despliegue de tropas debido a su pasado nazi y a los recientes despliegues en Afganistán y Mali, que fueron considerados un fracaso.
También existe una reacción contra el gasto de miles de millones de euros en ayuda militar a Ucrania cuando la propia economía alemana atraviesa dificultades.
Mientras tanto, los responsables políticos están nerviosos ante la posibilidad de sobrecargar el ejército alemán. Este ha sido descuidado desde hace mucho tiempo. Existe el temor de arrastrarlos a una confrontación directa con una potencia nuclear.
‘Algo así es, obviamente, muy controvertido en Alemania’, afirma Marcel Dirsus, investigador del Instituto de Política de Seguridad de la Universidad de Kiel. Además, añade que el Gobierno actuará con mucha cautela.
‘No tiene sentido gastar capital político en algo que puede que no se haga realidad’.
Se trata de una situación delicada para Merz, quien, tras ganar las elecciones este año, ha prometido convertir las fuerzas armadas convencionales alemanas en las más poderosas de Europa. Esta promesa vendría con el respaldo de cientos de miles de millones de euros en nuevos préstamos.
Jens Spahn, líder parlamentario del partido de Merz, la Unión Cristianodemócrata (CDU, por sus siglas en alemán), escribió a los parlamentarios. Les instó a abstenerse de especular públicamente sobre el asunto, según una carta filtrada a los medios de comunicación alemanes. (Reuters)