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Montevideo.- Las leyes de la despenalización del aborto, la regulación del cannabis para uso recreativo y el matrimonio entre personas del mismo sexo fueron los tres grandes hitos de la presidencia de José ‘Pepe’ Mujica en Uruguay. Mujica murió este martes a los 89 años en Montevideo. Su Gobierno marcó un antes y un después.
El 13 de noviembre de 2008, el primer presidente de izquierda de la historia de Uruguay y referente de la coalición Frente Amplio (FA), Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020), vetó la iniciativa aprobada por el Parlamento. Esto fue por su objeción personal. La medida buscaba despenalizar los abortos en el país.
La decisión del renombrado oncólogo fue rechazada a la interna de su fuerza política y celebrada por la Iglesia Católica. Desató una ola de protestas de organizaciones feministas de un país donde, según sondeos, la mayoría de la población apoyaba su aprobación.
Sin embargo, ya desde su campaña hacia la Presidencia, José Mujica prometió impulsar la denominada ley de interrupción voluntaria del embarazo. Hasta marzo de 2008, Mujica fue ministro de Ganadería de Vázquez y líder del sector Movimiento de Participación Popular (MPP).
La norma legalizó el aborto hasta la duodécima semana de gestación por la sola decisión de la mujer. Esto fue siempre que se realizara bajo la supervisión del Estado. Fue aprobada en el Senado por diecisiete votos y catorce en contra. La ratificación por Mujica ubicó al país a la vanguardia regional, solo por detrás de Cuba y Puerto Rico.
‘Nadie puede estar a favor del aborto como cuestión de principios. Sin embargo, hay un cuadro de mujeres que se ve en la amargura de tener que tomar esa decisión. Y ese mundo vive en la clandestinidad. Allí hay vidas que se pierden.
Ponerlo arriba de la mesa legalizándolo nos da la posibilidad de obrar’, planteó el entonces mandatario.
A esta norma le siguió el 10 de abril de 2013 una ley impulsada por las organizaciones sociales LGTBI. Esta ley colocó a Uruguay como el duodécimo país del mundo en regular la unión civil entre personas del mismo sexo. Fue el segundo en Latinoamérica, después de Argentina.
‘Parece que estamos descubriendo un fenómeno moderno. Sin embargo, la realidad es que esto es más viejo que el agujero del mate -recipiente de la bebida típica rioplatense-.
Hemos decidido aceptar la existencia de la realidad’, argumentó.
Ese mismo año, rodeado de detractores que vaticinaban un caótico escenario de inseguridad y ‘narcoturismo’, pidió a la comunidad internacional que le permitiera impulsar el ‘experimento socio-político’. Mujica saltó a la fama internacional por su estilo de vida sencillo. La prensa lo denominó ‘el presidente más pobre del mundo’. El experimento era legalizar la marihuana.
‘Estamos haciendo un experimento de vanguardia en el mundo entero,’ dijo refiriéndose a la ley de regulación del cannabis para uso recreativo. Esta ley tenía tres vías de acceso: autocultivo, clubes cannábicos y venta regulada en farmacias.
La ley, promulgada en diciembre de 2013 bajo su mandato, acaparó titulares y posicionó a Uruguay como pionero global en legalizar la marihuana para combatir el narcotráfico.
Una de las imágenes más recordadas fue la del 19 de julio de 2017, cuando las farmacias uruguayas comenzaron a ofrecer los paquetes de marihuana legal que cerraron el círculo del proceso aprobado por ley en 2013. Esto sucedió luego de negociaciones con los comerciantes que se oponían a la medida. Además sortearon las dificultades logísticas que trajo aparejadas, con largas filas esperando fuera.
Cinco años después, en diálogo con EFE, Mujica lamentaría que no se hubiera aprovechado la norma para dar pie además a la regulación del cannabis para uso medicinal.
‘Pudimos haber explotado esa ley y habernos transformado en una vanguardia del uso medicinal de la marihuana. Había empresas de afuera interesadas, pero le hicimos un juego de retención en los engranajes burocráticos. Ahora empezaron a producir marihuana para fines medicinales por varios lugares con o sin ley’, reflexionó. (EFE)