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AHORA NO PERDONEN A PETE ROSE… ES TARDE

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Por Robert Prat ()

Miami.- Pete Rose era un tipo orgulloso. Solo alguien con mucha autoestima pudo conseguir lo que él en la vida y en el deporte. Solo un ganador, en toda la extensión de la palabra, aguanta temporada tras temporada hasta adueñarse del récord de más hits en el mejor béisbol del mundo.

Luego lo atraparon en aquello de las apuestas. Y ya sabemos que no debió hacerlo, pero eso fue hace mucho tiempo, muchos años, y los comisionados desde entonces pudieron haberlo perdonado. El béisbol está limpio y no porque lo perdonaran iban a cambiar las cosas.

Hasta poco antes de morir, Rose tuvo la esperanza de que tendría perdón, de que entraría en las boletas para el Salón de la Fama de Cooperstown, pero al final se fue de este mundo sin que a Rob Manfred se le moviera la conciencia y pasara la página.

Su muerte y la llegada al poder en Estados Unidos de Donald Trump, al parecer, han cambiado las cosas. Trump prometió ofrecerle un indulto y Manfred, aparentemente, no se quiere quedar atrás, pero a mí me parece que es tarde, demasiado tarde.

Las Grandes Ligas debieron perdonar antes a Rose. Fue un jugador, no un asesino. Su nombre no estuvo involucrado en crímenes como para mantenerle 40 años alejado del mundo del béisbol, y solo traerlo de vuelta cuando ya le quedaba poco tiempo de vida. Y perdonarlo solo después de muerto.

Implacables con unos y con otros no

Cierto es que el dueño del récord de más hits en la historia de las Grandes Ligas ( 4 256), en 1989 aceptó un acuerdo para ingresar a la lista de inelegibles tras investigaciones que lo involucraban en apuestas como jugador y manager de Cincinnati Reds.

¿Y qué? Los comisionados debieron ser magnánimos con Rose, pero cuando estaba vivo, y no ahora. Ahora da lo mismo. Y si yo fuera su hijo, o su nieto, y decidieran un día que fuera elegible de nuevo, lo meten en las boletas y lo exaltan a Cooperstown, bloqueo la ceremonia.

¿O es que todos los que están allí, en aquel recinto de inmortales, tuvieron una vida tan limpia y transparente? ¿O no les parece raro que un traductor hubiera manejado millones de un jugador japonés cuyo nombre no voy a mencionar, sin conocimiento de este, para apostar? A mí me suena raro. Tal vez demasiado raro, solo que Pete Rose ya iba de capa caída y el japonés de marras es ahora mismo la imagen de las Grandes Ligas.

Por cierto, estoy a favor también de que aquellos vinculados a la llamada «Era de los Esteroides» puedan ser elegibles para el Salón de la Fama. Lo digo porque hay algunos sobre los cuales se dicen cosas y están dentro, y otros, por las mismas razones, están fuera.

Yo, por si acaso, no he visto mejores jugadores que Barry Bonds y Roger Clemens. Pero a esa lista podría agregar a Alex Rodríguez, Manny Ramírez y un grupo más, mejores que muchos paquetes que tienen una tarja en Cooperstown.

En el béisbol también hay doble moral. Me refiero al de verdad, al de las Grandes Ligas. Y Rob Manfred, Bud Selig y toda esa sarta de comisionados anteriores tienen la culpa.

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