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Por Javier Pérez Capdevila ()
Guantánamo.- La relación entre calidad y precio es de doble sentido: la calidad influye en las expectativas de precio, y el precio impacta la percepción de calidad. Cuando un servicio o producto disminuye su calidad, debe bajar su precio por varias razones económicas que explicaré más adelante.
Sin embargo, por sólo poner dos ejemplos, el servicio eléctrico y los servicios de ETECSA que ha disminuido su calidad considerablemente, no han disminuido sus precios.
Los detalles que explico a continuación los presento con el ánimo de educar a decisores y pueblo en general en aspectos económicos asociados.
Los consumidores automáticamente suelen asociar precios más altos con mayor calidad. Si la calidad disminuye, el precio debe disminuir también para mantener una percepción equilibrada de valor; de lo contrario, lógicamente, se generan descontentos y rechazos con toda razón.
En un mercado competitivo, si un producto pierde calidad sin reducir su precio, puede perder participación de mercado frente a competidores que ofrecen mejor calidad a precios similares, pero en muchos de los casos que vivimos, sencillamente no existe competencia posible.
La disminución de la calidad puede hacer que la demanda sea más elástica al precio. Esto significa que los consumidores serán más sensibles a los cambios de precio y requerirán un ajuste a la baja para mantener su interés en el producto sin malestar, protestas y quejas.
En caso de que los costos de producción disminuyan debido a la reducción de calidad (ocurre casi siempre aunque hay excepciones), el precio con más razón debe disminuir como reflejo de estos ahorros y mantener la competitividad.
En general, considero que si este pensamiento se incluye en una gestión de gobierno con más Ciencia, sería un instrumento eficaz en la mejora de la calidad de vida del pueblo.