(Tomado de la página en Facebook de Loquillo cubano)
Si algo ha demostrado el último escandalo de la USAID es que cuando hay dinero sin supervisión, se esfuma más rápido que un jinetero cuando ve a la yaboo de la felpa azul. Millones han sido derrochados en proyectos que parecían sacados de una serie de espionaje mal escrita:
¿Raperos financiados para «subvertir el orden» con más segurosos detrás que fans? ¡Hecho!
¿Una red social subversiva (Zunzuneo) que terminó siendo menos usada que el Paquete Semanal? ¡Logrado!
¿Campañas multimillonarias para derrocar gobiernos que solo sirvieron para pagar cafecitos en Washington con agentes del G2 infiltrados? ¡Misión cumplida!
Y cuando todo explota como ahora, la USAID tiene que ir al Congreso, recibir gritos de congresistas y explicar en qué se fue el billete. Es un espectáculo tragicómico, pero al menos dan la cara.
Ahora, pasemos a GAESA, una versión sin esteroides…
Si la USAID ha sido un chiste caro con dólares de los contribuyentes estadounidenses, GAESA es el negocio más lucrativo de Cuba, con fondos que deberían garantizar un salario digno y lo único que aseguran es que la cúpula viva como millonaria. Manejan el turismo, las importaciones, las telecomunicaciones, la banca, el comercio exterior, la distribución de alimentos y hasta las croquetas Prodal… pero el pueblo sigue comiendo aire frito porque “el bloqueo”.
Mientras en EE.UU. hay congresistas pegando el grito al cielo porque la USAID quemó millones en un “Facebook cubano” que nunca existió, aquí en Cuba la única auditoría que recibe GAESA es la que se hacen ellos mismos con un espejo de los de antes y una libreta donde todo cuadra como el arroz con pollo. Y si no cuadra, se le echa la culpa al bloqueo, que es como el «¡Ay, mi madre!» de la economía cubana: sirve pa’ todo.
Si la USAID tiró dinero en conspiraciones fallidas dignas de un culebrón novelezco turco, GAESA ha hecho que el dinero desaparezca más rápido que el pollo de las Mipymes últimamente. Si la USAID organizó una red clandestina de información que fracasó porque nadie le puso wifi, culpa de Alan Gross, GAESA maneja toda la red de distribución del país y la única que realmente funciona es la del mercado negro, como un reloj suizo.
Y la gran diferencia: la USAID al menos tiene que rendir cuentas cuando la pillan en un escándalo. GAESA ni eso. Mientras en Washington hay senadores exigiendo respuestas, en La Habana el único ruido que se escucha es el de los calderos en los apagones solidarios. GAESA no da explicaciones, GAESA no rinde cuentas, GAESA sigue operando como si esto fuera su timbiriche, diría Tony Ávila.
Nos reímos de la USAID porque sus experimentos suenan ridículos, pero seguimos permitiendo que GAESA administre el país como si fuera un negocio de barrio donde la ganancia es pa’ ellos y el apretón pa’ nosotros.
Y cada vez que alguien pregunta “¿Dónde están los recursos?” la respuesta es la misma: «Es una estrategia de largo plazo». Claro, porque el largo plazo en Cuba es como las cosas de la bodega, te sorprenden cuando llegan.
Si la USAID tuvo que explicar por qué botó millones en proyectos sin sentido, ¿por qué GAESA no tiene que explicar por qué la gente sigue decidiendo entre comprar jabón o pagar la luz?
Aquí es donde entra DOGE-Cuba, no para hacer conspiraciones ridículas como la USAID, sino para hacer lo que nadie se ha atrevido a hacer: entrar a las oficinas de GAESA con una lupa, una calculadora y un par de huevos, y preguntar en voz alta: «Oye, asere, ¿quién fue el ‘ingeniero’ de las barredoras de nieve que se gastó los millones y dejó esto peor que un carro ruso sin repuestos?»
Porque mientras la USAID al menos tiene que dar explicaciones, GAESA sigue con la magia de hacer que los millones entren por un lado y salgan por el otro. Y si alguien se atreve a cuestionarlo, te mandan a estudiar «economía socialista» pa’ que entiendas que la escasez es una construcción filosófica, una infamia capitalista y no un problema de gestión.
Así que sí, es hora de un DOGE-Cuba. No pa’ que haga conspiraciones como la USAID, sino pa’ que al menos nos diga ¿Dónde carajo está la harina? Porque la única revolución que se necesita ahora mismo es la de las cuentas claras y el chocolate espeso… y aquí, por no tener, no tenemos ni transparencia.
Pero y la Contraloría? Se preguntan muchos de los lectores de Javier Bobadilla …eso ya es otra historia…otra historia.
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