Por Pablo Alfonso
Santiago: Cuba fue uno de los 59 países que respaldó la condena contra Rusia por la guerra en Ucrania en la Cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y La Unión Europea ( CELAC-UE)
El párrafo referido a la invasión, evita mencionar a Rusia. Se limita a hablar de Ucrania y que la guerra debe terminar, que es innecesario, pero, sin dudas, llama la atención que de los 60 países presentes, el único que apoyó a Rusia fue Nicaragua. Algo sumamente interesante e impensado, porque quien vendió su nación a Moscú fue La Habana.
Sin embargo, como de costumbre, los medios oficiales del régimen omitieron el apoyo de Cuba a la condena a la invasión rusa.
A la referida cumbre, el presidente cubano, Miguel Diaz -Canel, arribó con temblores. Motivos tenía de sobra, porque, horas antes, el Parlamento Europeo había aprobado una resolución de condena a las violaciones de los derechos humanos en Cuba y a los abusos contra la población, al tiempo que reclamaba a la Unión Europea la aplicación de sanciones contra los responsables de la represión, incluido el propio dictador.
Poco a poco, el puesto a dedo dejó de transpirar. Tomó un segundo aire, al ver que ninguno de los presentes le fue arriba. Ni tan siquiera Luis Alberto Lacalle, el presidente de Uruguay. Los cubanos dignos estaremos siempre agradecidos a Lacalle, por ser frontal contra el régimen cubano, al recitarle al propio Diaz-Canel aquellas estrofas de la canción Patria y Vida, himno de la libertad de Cuba, durante la Cumbre regional realizada en México.
Esta vez, nos quedamos con las ganas de que lo volviera a tirar contra las cuerdas, pero Lacalle, diría un amigo, estaba más por la unidad de su zona geográfica que por marcar una vez más al oprobioso régimen de La Habana.
Eso sí, la mayoría de quienes seguimos las intervenciones de los asistentes a la cumbre de la CELAC-UE, salimos defraudados. Muchos pensamos que se abordaría el tema de los derechos humanos, aunque sabíamos que no era el objetivo ni formaba parte de la agenda, pero siempre se impone llevar este tema prioritario a la mesa, y los asistentes hablaron del conflicto entre Rusia y Ucrania y tampoco era objetivo, por más que se convirtió en tema medular.
Dolió ver, además, como el presidente de Chile, Gabriel Boric, cambiaba su discurso. Cuando hacía campaña para las elecciones, hablaba de forma clara de que en Cuba había una dictadura, que se violaban los derechos humanos. Incluso, criticó la «orden de combate» daba por el mandatario cubano y dijo que los pueblos tienen derecho a manifestarse pacíficamente.
Ahora se dedicó a criticar a Nicaragua, por apoyar Managua a Rusia. A criticar el bloqueo que los Estados Unidos ha impuesto a Cuba, y a decir que en Venezuela lo que existe es una crisis económica.
Boric no puede seguir cambiando su discurso, tiene que ser consecuente. No puede hacer que su aprobación siga en picada.
Yo, para dejarlo claro, me quedé con las ganas de volver a escuchar sus críticas a la dictadura cubana. Ojalá lo haga en la próxima Cumbre, si es que hay otra, porque, por el momento, muchos analistas coinciden en que quizás esta haya sido la última. Dejó un amargo sabor, más sombras que luces, y así no vale la pena.
EL GOBIERNO CUBANO OCULTÓ AL PUEBLO LO QUE HIZO EN LA CUMBRE CELAC-UE
