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NUEVA CINTA DE SUPER 8 PODRÍA CAMBIAR LA HISTORIA DEL ASESINATO DE JFK: ¿LA CLAVE PARA RESOLVER EL CASO?

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Tomado de MUY Interesante

La aparición de una cinta de Super 8, desconocida hasta la fecha y filmada en Dallas el 22 de noviembre de 1963, podría ser la clave para resolver el magnicidio de John F. Kennedy… O no.

Madrid.- Tratándose del asesinato de John F. Kennedy, hablar del último cartucho para resolver el caso no deja de resultar irónico, pero es la mejor manera de describir la aparición de una nueva cinta sobre el magnicidio y de la que, hasta ahora, se desconocía su existencia. Para los partidarios de la teoría de la conspiración, podría arrojar luz sobre la existencia de un segundo tirador en la mítica Dealey Plaza aquel fatídico día. Lo más importante de la película —una grabación de Super 8 de apenas 50 segundos— es que muestra una imagen frontal del Ford Lincoln Continental huyendo a toda velocidad segundos después del atentado. ¿Puede ser la clave para resolver el misterio?

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El enigma del asesinato de JFK resurge con una cinta inédita. Foto: Wikimedia Commons / Christian Pérez

Tras estas primeras tomas, Carpenter decidió cambiar de ubicación y se fue al punto en el que confluían la calle Elm (donde se produjo el tiroteo) y la autopista North Stemmons Freeway. Su objetivo era captar algún plano del coche presidencial de camino al lugar donde tenía previsto dar una charla, el centro comercial Trade Mart, en la que iba a defender —entre otras cosas— la necesidad de seguir apoyando militar y económicamente al gobierno de Vietnam del sur. Lo logró, pero solo consiguió diez segundos en los que ve pasar el Ford Lincoln a toda velocidad —unos 130 kilómetros por hora— camino del hospital Parkland, a donde estaba siendo trasladado el herido.

Más que JFK (al que no se ve) o a Jacqueline Kennedy (apenas se atisba su cabeza parapetada en su asiento), el protagonista del descubrimiento es el agente Clint Hill, que protege con su cuerpo a la primera dama. Hill es el miembro del servicio secreto en el que se inspiró el personaje de Frank Hoorigan, que interpretó Clint Eastwood en la película En la línea de fuego (Wolfgang Petersen, 1993). De hecho, esas imágenes se incluirán en el documental Agent Number Nine (dirigido por Ashton Gleckman), sobre la vida de Hill, que se estrenará el año que viene.

La existencia de este metraje se desconocía —ni en el Sixth Floor Museum tenían constancia de su existencia—, y han salido a la luz porque sus actuales propietarios han puesto la cinta a la venta en la casa de subastas RR Auction. El plazo para pujar concluye el 29 de septiembre y se espera que alcance los 100.000 euros, nada que ver con los 16 millones que pagó el Estado por la famosa cinta Zapruder en 1999. El morbo del último atentado fallido contra Trump le ha venido muy bien para animar a las pujas.

El rifle con el que Oswald mató a JFK

El rifle con el que Oswald mató a JFK. Foto: Wikimedia Commons

Para los defensores de la teoría de la conspiración, la cinta de Carpenter es importante porque permitirá arrojar luz sobre un dato que, consideran, ha sido sistemáticamente silenciado pero que es crucial a la hora de determinar el número de tiradores que había en la plaza Dealey aquella mañana. En las imágenes se podrá apreciar un impacto de bala en el cristal delantero del Lincoln, un orificio que solo lo pudo causar un disparo frontal. De ser cierto, sería la pistola humeante que llevan años esperando para confirmar que Oswald no actuó solo. ¿Es así?

La hipótesis, hoy descartada, puede ser errónea pero no absurda. De hecho, el Comité Selecto de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos sobre Asesinatos (o HSCA, por sus siglas en inglés), llegó en 1976 a la conclusión de que existía «una alta probabilidad de que hubo dos orígenes de disparos al presidente John F. Kennedy. Otras pruebas no refutan la posibilidad de dos orígenes de los disparos».

Estas conclusiones, sin embargo, no han estado exentas de polémica: un estudio del National Research Council de 1982 las refutó, pero en 2000 la revista Science & Justice publicó otro confirmando la tesis de la HSCA. La misma publicación imprimió en 2005 un último paperque se considera la última palabra sobre el tema, en el que detectó errores en ambos trabajos, pero descartaba la posibilidad de que las evidencias acústicas apuntaran a un segundo tirador.

¿Pudo Oswald matar a JFK?

Uno de los argumentos de los partidarios de la teoría de la conspiración es que Oswald era un tirador mediocre, pese a que la comisión Warren aseguró que «poseía la habilidad con un rifle que le permitía cometer el asesinato». ¿Quién tiene razón? En diciembre de 1956, siendo marine, el magnicida se sometió a cinco ejercicios diferentes para evaluar su nivel: disparó desde 200, 300 y 500 yardas (entre 182 y 457 metros) que se movía lentamente y a un blanco a 200 y 300 yardas (entre 182 y 274 metros) a alta velocidad. En estas dos últimas (las que más se parecían a los disparos que realizó en la Dealey Plaza) logró la calificación de ‘experto’ (también en la de 500 yardas). Es decir, era un excelente tirador. Oswald disparó a JKF a una distancia de entre 73 metros y 82 metros, pan comido para él.

Puntuaciones de tiro Oswald

El libro de puntuaciones de tiro del campo de tiro del Cuerpo de Marines de EE. UU. de 1956 de Lee Harvey Oswald. Foto: Pixels

Otra de las polémicas rodeó el rifle utilizado, un Carcano M91/38 de fabricación italiana que algunos, por su presunta mala calidad, apodaron «la máquina de hacer viudas». Visto con perspectiva, resulta chocante que Oswald asesinara al hombre más importante de EEUU con un rifle comprado por correo (mira telescópica incluida), que le costó 19,95 dólares (unos 200 dólares de hoy) de la época. En realidad, se trata de un arma bastante fiable pese a la mala fama del ejército italiano tras la II Guerra Mundial. Revistas como Guns Magazine (una de las más veteranas del sector) han hecho reseñas bastante elogiosas. Está consideraba un arma muy fiable.

También se ha repetido hasta la saciedad que, en los 8.4 segundos que transcurrió el atentado, Oswald no tuvo tiempo de recargar dos veces el rifle y que ningún tirador había conseguido repetir su hazaña. En realidad, como explica la Comisión Warren, tres francotiradores del ejército consiguieron hacerlo en otras tantas simulaciones, y en algunas ocasiones, en menos tiempo.

Otro de los datos que hace rechazar la idea de un segundo tirador es que los tres estudios sobre los testimonios de los testigos señalan que entre el 74,2 y el 79 % solo escuchó tres disparos (apenas 3,5 % afirmó que eran cuatro y un 10% solo dos). A esto se suma que, independientemente de los disparos que cada uno creyó escuchar (algunos dijeron que hasta diez) o de donde pensó que venían, apenas el 2,5 % declaró que provenían de lugares diferentes. A esto se suma lo improbable de un disparo frontal: tendría que haber salido desde el paso elevado que cruzaba la calle Elm, pero que estaba atestado de gente y no hubiera podido pasar desapercibido. Si hubiera partido desde el famoso ‘montículo de hierba’, la trayectoria hubiera sido otra.

Aun así, la literatura conspirativa ha identificado con nombres y apellidos hasta 82 tiradores distintos, entre ellos, el padre del actor Woody Harrelson, y a tres mafiosos marselleses, dos de los cuales estaban en la cárcel el día de autos y el tercero, haciendo el servicio militar. Según el famoso fiscal Jim Garrison (que interpretó magistralmente Kevin Costner en JFK, la famosa película de Oliver Stone) en el atentado participaron ¡once tiradores! (uno escondido en una alcantarilla), y contaron con el apoyo de tres cómplices que recogieron los casquillos. Mejor que sobre que no que falten, debió pensar.

Lee Harvey Oswald

Lee Harvey Oswald tras su detención. Foto: Wikimedia Commons

¿Y qué aporta la cinta Carpenter al debate?

Es la gran pregunta ya que, en principio, no aporta absolutamente. Los diez segundos de metraje no añaden nada a dos fotos similares (tomadas por Al Volkland y James Hankins) que muestran prácticamente lo mismo, salvo que estas están tomadas desde el margen derecho de la autopista y Carpenter grabó desde la izquierda. Pero ni en las fotos ni en la película que sale ahora a la venta se puede apreciar la existencia del polémico un agujero de bala, no tienen tanta calidad.

Pero lo más sorprendente es que el misterio del impacto del parabrisas delantero se basa en rumores y un malentendido. Tras el atentado, el servicio secreto trasladó el Ford Lincoln a un garaje para analizarlo pero, unos meses más tarde, volvió al servicio en perfecto estado. ¿Se habían destruido pruebas? No, los investigadores tuvieron todo el tiempo que necesitaron para revisar el coche, pero este era propiedad de la compañía Ford que lo alquilaba a la Casa Blanca por una cantidad simbólica (500 dólares al año, unos 5.000 en la actualidad). Tras el magnicidio, la compañía se limitó a devolverle su estado original. El SS-100-X (su nombre en clave), que había entrado en servicio en 1961, no fue retirado hasta 1977, siendo Jimmy Carter presidente.

Nueva escena asesinato JFK

Captura de un instante concreto de la nueva cinta

Misterio resuelto… o no

Por otra parte, nadie niega que el parabrisas presentara un agujero a la altura del presidente, ítem otro es que fuera fruto de un disparo. Y nadie lo niega porque existen fotos de la comisión Warren del cristal en el que se ve claramente el agujero y, desde luego, no tiene el tamaño de una bala. Lo que nadie consiguió explicar en más de medio siglo es qué había provocado el agujero.

La respuesta no llegó hasta 2020 y fue por casualidad. Chris Barry, uno de los principales expertos de la National Glass Association (NGA) había sido convocado por el Museo Smithsoniano en Washington para sustituir el cristal que protege la Declaración de Independencia y la Constitución. Aprovechando que el Mississipi pasa por Misuri, le preguntaron si podía ayudar a cambiar de ubicación un parabrisas roto que tenían almacenado desde hace 30 años en un sótano. Resultó que la pieza era la del Ford Lincoln. Después de hacerlo, le preguntaron si podía explicar la presencia de ese agujero. Como no podía, compró varios modelos similares y se dedicó a hacer pruebas en el garaje de su casa.

Parabrisas retirado de la limusina presidencial

Parabrisas retirado de la limusina presidencial que transportó al presidente John F. Kennedy durante el asesinato. Foto: Wikimedia Commons

Barry analizó el cristal de tres láminas, dos de cristal separadas por una de butiral de polivinilo (bdp), y lanzó a tres velocidades otras tantas esquirlas de plomo, similares al resto de una bala. Así descubrió que uno de ellos, a velocidad media, golpeaba en un lado sin dejar marca, ya que la capa de bdp absorbía el golpe, pero la energía provocada por el impacto se trasladaba sobre la tercera lámina que colapsaba y dejaba una rotura similar a la que había en el parabrisas del vehículo presidencial.

¿Misterio resuelto? A estas alturas, no hay ningún dato que sostenga que hubiera más de un tirador, lo que no excluye que Oswald pudiera haber formado parte de una trama más grande. Sobre esto último sigue sin haber pruebas sólidas y los defensores de la teoría alternativa han sido incapaces de ofrecer un relato sólido. Sin embargo, aún quedan varios miles de documentos sin ver la luz. La JFK Act, de 1992 y aprobada por unanimidad en el Congreso, establecía que todos los papeles del caso deberían publicarse en 25 años, una norma que no solo tres presidentes han incumplido (Obama, Trump y Biden), sino que la actual administración modificó para que el proceso quedara en manos de los Servicios Secretos. Mientras la situación no cambie, el caso no se podrá cerrar definitivamente. Puede que ni así.

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