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ARMAND DUPLANTIS: CADA VEZ MÁS ALTO

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Por Charly Morales ()
Asunción.- Oops, lo hizo otra vez… Todavía no salíamos de nuestro asombro por la gesta de Armand Duplantis en París 2024, coronada con su segundo oro olímpico y su enésimo récord mundial, y el inquieto de “Mondo” volvió a superarse a sí mismo, sobrevolando el listón a 6.26 metros…
Polonia, el país donde hace cuatro años brincó 6.17 metros, para iniciar una colección que ya suma 10 cotas del orbe, fue otra vez escenario de un hito en la carrera de este joven que hace a muchos preguntarse… ¿Cuál será su límite? ¿Cuán alto puede remontarse?
Entrenado por sus padres, Greg y Helena Duplantis, “Mondo” apunta a los 6.30m, y va acercándose centímetro a centímetro. “Hay que combinar muchas cosas para arañar ese centímetro. Cada vez es más difícil mejorar en todos los aspectos, entrenamiento, preparación…”, admitió.
Para poner en perspectiva esta hazaña, el legendario Sergei Bubka saltó 6.15 en 1993, y ese record mundial lo vino a romper el francés Renaud Lavillenie en 2014, con 6.16. O sea, tuvieron que pasar 21 años para superar ese centímetro extra, y Duplantis va descontándolos a un ritmo de dos centímetros anuales… ¡De locos!
¿Cuál es la clave? Podría pensarse en el desarrollo tecnológico, con pértigas más livianas y flexibles, que absorben menos energía al servir de resorte y facilitan el despegue, pero eso significaría que cualquiera que pueda pagar los 1.200 euros que suelen costar las mejores podría lograr las marcas de “Mondo”. Y no es así.
En otras palabras, que una buena garrocha ayuda, pero no determina: la excelencia pasa por el factor humano. Como en todo… ¿no?
Por ejemplo, en el caso de Duplantis, la clave de sus éxitos parece ser, amén de su genética y sus circunstancias, la velocidad de su carrera de impulso. Hablamos de un atleta que en 2018 registró 10,57 segundos en los 100 metros, y ahora es más explosivo aún. A partir de esas variables, una Inteligencia Artificial calculó que, en teoría, “Mondo” debería poder catapultarse sobre la delirante altura de 6.62 metros.
Eso, claro está, sin contar los milímetros que se puedan ganar con el empuje final de la garrocha, con una contorsión impecable en el cruce del listón y con la necesidad de que -ay Ammirati- ninguna parte del cuerpo se incorpore y haga de las suyas.

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