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Por Oscar Durán
La Habana.- Osbel Lorenzo Rodríguez, primer secretario del Partido en la Isla de la Juventud, dio un discurso por el aniversario 65 de la Revolución. Hacía un sol que rajaba piedras y el 99,9 % de los presentes estaban esperando la palabra “Venceremos” para largarse a sus casas. En lo particular, me da lástima cuando un dirigente recita un panfleto y nadie le hace caso. Si yo fuera Lorenzo Rodríguez, bajo la tarima y le pregunto a cualquiera: “a ver, dime, ¿de qué trató mi discurso? Y si se encoge de hombro, lo mando tres días seguidos a cantar la marcha del 26 de Julio en el Presidio Modelo.
El máximo líder pinero habló, en primer lugar, de la Revolución, del bloqueo, de las redes sociales y de la difícil situación que atraviesa el país. Lo mismo de siempre. Sin embargo, de momento cogió quinta y empezó a delirar como si tuviera 40 de fiebre. Nadie sabía, por ejemplo, que la Isla trabajó fuerte en la producción de alimentos porque construyeron 18 micropresas, de donde salen más del 50 % de las producciones agropecuarias.
Además, avanzaron en la recuperación de las máquinas de riego, crearon movimientos de productos líderes e impulsaron la siembra de alevines, al punto de que rompieron récord al sobrepasar los siete millones. Lamentablemente no puedo traducirles este idioma del Secretario, pero sí me voy a detener en una cosa: lo peor de esta gente no son sus mentiras, ni las incapacidades, mucho menos el burocratismo. Aquí lo sorprendente es cómo le hablan al pueblo.
Esta personitas perdieron la vergüenza hace un buen rato y nosotros no somos capaces de meterles un pescozón y callarles la boca. Los pineros esperando un 2024 diferente y su Secretario dándoles este tipo de ánimo: “La Revolución está en cada cubano, en cada pinero digno que abra cada día sus pulmones al amanecer y oxigene su espíritu con el aliento sagrado de su voluntad: por y para la Patria”.
Para que la “Revolución” se acuerde otras vez de la Isla de la Juventud, debe pasar otro ciclón y arrasar con Nueva Gerona y La Fe. Enseguida aterrizará Díaz-Canel en su helicóptero con dos barrigones más y recorrerá cuatro o cinco cuadras destruidas. De inmediato saldrán los pineros, aunque sus casas estén en el piso y los colchones empapados en agua, a gritar “pa´lo que sea, Canel”.
Entonces, nos daremos cuenta, una vez más, de que la Revolución no abandona a los pineros. Los deja tirados, pero abandonados, nunca. Incluso, a punto de comenzar el 2024, su Secretario les dio la mejor de las noticias. “Lo que nos proponemos se puede lograr trabajando con optimismo y confianza, con unidad en torno al Partido, y produciendo alimentos, en primer orden y como prioridad y necesidad número uno”.