Una mala elección: sin público no hay carrera

Por Eduardo Díaz Delgado ()

Israel Roja, Buena Fe, o como quieras que te llamemos: tuviste la posibilidad de elegir. Te pasaste al lado de quienes dieron palos, saliste dispuesto a aparentar que los dabas. Te volviste parte del enemigo. ¿Y ahora te duele que te cancelen? Ese era el punto. Gracias.

No es por tu forma de pensar, es por tu forma de actuar. Saliste a dar giras políticas por España, a apoyar las CUP de Cataluña, que tampoco ganaron nada, porque hicieron terrorismo en Barcelona. Los cubanos te rechazaron doble.

Sí, te vendiste. Sí, recibiste prebendas. Tu carro, que ya no es moderno, fue un favor que te costó caro. Apadrinar a los hijos del cacique Singalio también te dio frutos. Esos frutos se acabaron, y en esta aldea no te queremos, no te necesitamos.

Traicionaste a los que te escucharon cantar esas canciones que parecían decir lo que la gente sentía. Cantaste “La otra orilla” en la otra orilla (canción que ni siquiera es tuya), en la Calle 8. No fuiste el espermatozoide que no quería etiquetas: cogiste un palo para los que estaban del otro lado. Llamaste “anormal” a la gente que te entendió.

¿Te dolió la respuesta de la gente? Ese era el punto. Gracias.

Te pusiste a fajarte en redes, a “anormalizar” a la gente. Te metiste a hacer propaganda por un país que te prometieron, pero tú sabías que no te iban a dar. Ya los cubanos habíamos sido estafados, y tú pusiste la banda sonora para que lo siguieran haciendo.

Te tragas la lengua cuando se habla de los presos políticos —esos que encarcelaron por ejercer un derecho— el día que tú te pusiste del lado de los palos. ¿Qué cojones quieres que sienta la gente por ti, Israel Rojas?

Aún hoy no abres tu bocota para hablar de las anormalidades que cometen los verdaderos anormales, solo para murmurar sobre sus efectos y consecuencias, como si el anormal fueras tú.

Entonces… ¿te duele la cancelación? No jodas.

Ese es el punto. Gracias.

[No te cancela un gobierno, como el que apoyas y que sigue cancelando a muchísima gente. Te cancela tu público. Sin público no hay carrera.]