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Tom Cruise y el viacrucis de Manuel Anido

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Por Anette Espinosa ()

La Habana.- Las fotos de Tom Cruise y Ana de Armas tomados de la mano en Woodstock, Nueva York, no son solo el último capítulo de un romance de revista Hola!, sino el certificado de defunción de otra relación: la que la actriz cubana mantenía con Manuel Anido Cuesta, el hijastro de Díaz-Canel que hasta hace poco paseaba su bolso Montblanc de 1.400 euros por las embajadas cubanas.

Mientras Anido estudiaba fiscalidad en Madrid con dinero de origen incierto —¿GAESA? ¿Una beca revolucionaria?—, Ana de Armas se dejaba fotografiar con Cruise en yates de Menorca y conciertos de Oasis, como si la vida fuera un catálogo de lujos que el régimen cubano solo permite a sus élites.

La ironía es cruel: el joven que acompañaba a Díaz-Canel al Vaticano como «el opositor de la familia» (según el chiste macabro del presidente) ahora es el abandonado, el que mira desde fuera cómo Hollywood se lleva a su novia igual que el supuesto bloqueo se lleva las medicinas de Cuba.

No es la primera vez que la alta dirigencia cubana ve cómo el amor se le escurre entre los dedos. Gerardo Hernández Nordelo, el espía convertido en héroe nacional, sufrió rumores constantes sobre la infidelidad de su esposa Adriana Pérez mientras él cumplía cadena perpetua en Estados Unidos.

Claro que, en aquel entonces, la prensa oficial calló como tumba, porque en Cuba los trapos sucios se lavan en casa, preferiblemente con agua fría y sin testigos, más si se trata de alguno de la cúpula. De los que pretender proteger.

Lo de Anido era sabido

Ahora, con Ana de Armas besando a Cruise en plena calle y Anido convertido en el hazmerreír de las redes, el escándalo es imposible de ocultar. Sobre todo cuando la actriz, que ya había sido criticada por participar en La red avispa —película que glorificaba a los Cinco—, prefiere al actor de Top Gun antes que al heredero no oficial del castrismo.

Lo más cómico del asunto es que, mientras Anido aprendía en Madrid cómo evadir impuestos (el diplomado de la IE University cuesta 12.300 euros, algo así como 820 salarios mínimos cubanos), su novia se paseaba con Cruise por Londres, Nueva York y España, dejando un rastro de fotos que son como puñaladas al orgullo revolucionario.

No es que a la nomenclatura cubana le importen mucho las infidelidades —al fin y al cabo, Díaz-Canel se casó con Lis Cuesta cuando ambos aún estaban legalmente unidos a otras personas—, pero hay derrotas que no se pueden maquillar. Y que Ana de Armas elija a un actor que representa todo lo que el régimen dice despreciar (el capitalismo, el glamour, el éxito individual) es como si el Malecón se derrumbara en directo.

Al final, Manuel Anido se queda sin novia, pero con su beca en Madrid y sus conexiones políticas. Tom Cruise se lleva a la chica y otra portada de revista. Y Cuba, como siempre, se queda con el chisme, la rabia y la sensación de que, mientras unos pocos viven como príncipes, los demás siguen haciendo cola para comprar pan.

Eso sí, si Anido quiere consuelo, siempre puede recurrir al manual de la diplomacia cubana: culpar al bloqueo. Al fin y al cabo, hasta el corazón roto es, según el manual, culpa de Estados Unidos.

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