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Hizo parte de una pléyade de grandes bailarines de la Opéra National de Paris, nacidos en los años sesenta como Sylvie Guillem, Manuel Legris y Laurent Hillarie, entre otros, formados por Claude Bessy y dirigidos por Rudolf Nureyev en su etapa al frente de la gran compañía francesa. En 1983 obtuvo un rotundo triunfo como Don Basilio en Don Quijote, rol en el que según las crónicas de la época destacaba su condición de «danseur noble», con «suavidad aterciopelada y carisma felino» (Le Figaro). Según el conocido diario francés, su interpretación de L’Après midi d’un faune, ballet de Vaslav Nijinsky con música de Claude Debussy, era «limpia, vivaz y sensual».
En 1995 asumió la dirección del ballet del Gran Théâtre de Bordeaux, en 1997 el de la Ópera de Avignon y en 2005 fue nombrado maître de ballet asociado del Ballet Nacional de Marsella y en 2009 director artístico del Ballet Nice-Méditerranée de la Ópera de Niza.