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RENDIR AL ENEMIGO: TÁCTICAS DE ASEDIO DESDE TROYA A LOS CASTILLOS MEDIEVALES

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Tomado de MUY Interesante

El arte y la ciencia de asediar una ciudad ha sido vital en el enfrentamiento entre imperios y civilizaciones a lo largo de toda la historia.

Madrid.- Imagina las murallas de Troya, imperturbables y majestuosas, sucumbiendo no por la fuerza bruta, sino por el engaño de un caballo de madera. Este legendario episodio destaca la astucia en la guerra y simboliza la importancia de los asedios en el devenir de las civilizaciones a lo largo de la historia. Desde las antiguas ciudades del Próximo Oriente hasta los imponentes castillos medievales de Europa, el arte del asedio ha sido una piedra angular en el juego del poder y la supervivencia, mostrando que, a menudo, la mente es más poderosa que la espada.

La entrada del caballo en Troya, pintura de Giovanni Domenico Tiepolo, 1773. Galería Nacional de Londres

La entrada del caballo en Troya, pintura de Giovanni Domenico Tiepolo, 1773. Galería Nacional de LondresWikimedia

Los orígenes de la poliorcética

El asedio, mezcla de ingeniería y estrategia, encuentra sus raíces en los relatos milenarios y en las tácticas de los primeros imperios erigidos por la humanidad. El Antiguo Testamento narra la caída de Jericó, donde las murallas se derrumbaron al son de trompetas, un temprano ejemplo de guerra psicológica. Pero ningún ejemplo de astucia en la guerra antigua supera la fama del Caballo de Troya, una táctica que encarna el ingenio militar llevado a cabo por los aqueos para colarse en el interior de la fortaleza de los troyanos.

Los asirios, por su parte, llevaron el arte del asedio a nuevos niveles de brutalidad y eficiencia. Fueron pioneros en el uso del hierro, lo que les permitió crear armas y herramientas capaces de penetrar las robustas murallas de adobe de sus enemigos. Además, utilizaron el terror psicológico como táctica, asediando no solo las fortificaciones, sino también las mentes de aquellos tras los muros, estableciendo un modelo de asedio que perduraría y evolucionaría a lo largo de los siglos.

Recreación del asedio de Tiro por Alejandro Magno

Recreación del asedio de Tiro por Alejandro MagnoFran Navarro / Midjourney

El asedio en Grecia y Roma

La tradición asiria de asedios fue perfeccionada por los griegos, particularmente bajo el liderazgo de Alejandro Magno, cuyas campañas se caracterizaron por la sofisticación en el arte de sitiar ciudades. Un hito en su carrera militar fue el asedio de Tiro, donde Alejandro utilizó un asedio combinado de fuerzas terrestres y navales. Para ello construyó un impresionante camino en el mar por el que acceder a la isla fortificada, demostrando una innovadora integración de tácticas e ingeniería.

Los romanos, herederos de la poliorcética griega, llevaron las técnicas de asedio a una escala aún mayor. Julio César, en particular, se destacó en estos esfuerzos durante el asedio de Alesia, un evento crucial en la conquista de la Galia. César encerró a la ciudad con fortificaciones dobles para evitar tanto salidas como rescates, utilizando una variedad de máquinas de asedio que incluían torres de asalto y arietes, marcando un avance significativo en la tecnología militar y la estrategia de asedio.

Réplica de un fundíbulo o trabuquete en Château de Castelnaud

Réplica de un fundíbulo o trabuquete en Château de CastelnaudI, Luc Viatour / Wikimedia

Cómo conquistar un castillo

Durante la Edad Media, las técnicas de asedio experimentaron una notable evolución para adaptarse a las robustas construcciones defensivas de la época, principalmente los imponentes castillos. Estas fortalezas se diseñaron con murallas más gruesas y altas, torres de vigilancia avanzadas y fosos profundos, lo que requirió de los atacantes una mayor ingeniería y creatividad en el asedio. La introducción del trabuquete, una versión más avanzada y poderosa de la catapulta, es un ejemplo destacado de cómo se adaptaron las tácticas de asedio. Estos ingenios podían lanzar proyectiles de gran tamaño, como rocas y troncos, a distancias considerables, causando destrozos significativos incluso en las murallas más resistentes. Ejemplos emblemáticos incluyen los asedios durante las Cruzadas, donde estas máquinas demostraron su eficacia al derribar las defensas de fortalezas vitales, alterando el curso de los conflictos prolongados y destacando la evolución de la poliorcética medieval.

Ciencia y arte al servicio de la guerra

El asedio se transformó en una disciplina que combinaba tanto la ciencia como el arte a lo largo de la historia. Técnicamente, las innovaciones desde catapultas hasta el uso de enfermedades y tácticas de hambre mostraron una cruda sofisticación en el manejo de los asedios. Se emplearon catapultas para desmantelar muros, mientras que la guerra biológica se hizo evidente con el lanzamiento de cuerpos infectados para propagar pestes dentro de los muros enemigos. Asimismo, el bloqueo de suministros para forzar a una población a rendirse por hambre era una práctica común.

Culturalmente, estas tácticas se reflejaron en el arte y la literatura, capturando la brutalidad y la tensión de estos eventos. Desde las representaciones en frescos y tapices que ilustraban los dramáticos enfrentamientos hasta narrativas literarias que exploran las profundas implicaciones humanas y éticas de tales tácticas, el asedio ha sido un tema recurrente que ha ayudado a definir y expresar las realidades de la guerra a través de los siglos.

Recreación de asedio a un castillo

Recreación de asedio a un castilloFran Navarro / Midjourney

A lo largo de la historia, los asedios han determinado el resultado de conflictos y han moldeado las fronteras y el poder de las civilizaciones. La habilidad para sitiar y defender ciudades ha sido crucial en la expansión o el declive de imperios. Sin embargo, con la llegada de la pólvora y el advenimiento de la guerra moderna, la relevancia de los asedios tradicionales disminuyó. Aunque las tácticas han evolucionado hacia formas de guerra más móviles y tecnológicas, el legado de la poliorcética sigue influyendo en las estrategias militares contemporáneas, demostrando que los principios del asedio aún perduran en el arte de la guerra.

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