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Por Sayli Alba Álvarez ()
Sancti Spíritus.- Una mañana cualquiera en la escuela, un alumno, en una broma de mal gusto, pegó un papel en la espalda de un compañero que decía: «Soy estúpido.»
Antes de que empezaran las clases, les susurró a los demás:
— No digan nada. Va a ser divertido.
Así pasó el día. Cada risa disimulada, cada mirada, cada susurro, estaba dirigido al alumno que, sin saber nada, continuaba con su rutina. Todos se divertían a su costa, pero nadie tuvo el valor de decirle la verdad.
En la clase de matemáticas, el profesor escribió una ecuación difícil en la pizarra. La clase entera quedó en silencio. Nadie se atrevía a levantar la mano.
Nadie… excepto ese alumno.
Se levantó con tranquilidad y fue hacia la pizarra. Mientras resolvía los pasos del problema, seguían escuchándose risas contenidas. No entendía por qué, solo quería intentarlo.
Y acertó.
El profesor sonrió y empezó a aplaudir:
— Muy bien. ¡Un aplauso para tu compañero!
Se acercó al alumno, le quitó con cuidado el papel de la espalda y lo mostró a la clase.
— Parece que no sabías que llevabas esto pegado, ¿verdad?
El chico, desconcertado, negó con la cabeza.
Entonces, el profesor miró a la clase y dijo:
— Antes de castigaros, quiero dejaros dos lecciones que valdrán para toda la vida.
Hizo una pausa y continuó:
— Primera lección: a lo largo de la vida, muchas personas intentarán poneros etiquetas negativas. Querrán haceros creer que no valéis, que no sois capaces, que sois menos. Pero, ¿sabéis el secreto? Ignorarlas. Si este alumno hubiera sabido lo que tenía en la espalda, quizás no habría tenido el valor de levantarse y demostrar de lo que es capaz. No se dejó limitar por lo que otros pensaban. Creyó en sí mismo y demostró que es inteligente.
Y luego dijo:
— Segunda lección: ninguno de vosotros tuvo el valor de avisarle. Os reísteis, pero no lo defendisteis. Esto demuestra que no importa cuántos amigos tengas, sino la lealtad y el coraje de los que tienes. Un verdadero amigo habla, protege y está presente.
Moraleja de la historia:
No dejes que las etiquetas que otros te imponen definan quién eres. Y lo más importante: sé ese amigo que tiene el valor de decir la verdad, incluso cuando todos los demás callan.