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Por Guillermo Rodríguez Sánchez
Ciego de Ávila.- Ha muerto el escritor avileño Félix Sánchez Rodríguez. Aunque sabíamos de su gravedad, siempre quedaba la esperanza de encontrarlo en la Biblioteca Provincial, en la librería, debajo de los portales en animada conversación. También había esperanza de verlo en las calles de Ciego de Ávila, donde lo vi por última vez hace ya unos años. En esa ocasión, estaba con su inseparable bicicleta y la carpeta llena de cuentos, novelas y ensayos dignos de ser premiados en concursos nacionales.
Ganó muchos, pero los galardones no le quitaron un ápice a su sencillez, a su estampa de guajiro noble de Ceballos.
Los historiadores avileños le debemos, además de la edición de algunos de nuestros libros, sus enseñanzas mediante un taller de técnicas de redacción y estilo.
Porque fue también profesor y promotor cultural. Y, sobre todo, un intelectual que con sus críticas y análisis movió las neuronas de muchos. La incomprensión afectó a algunos, por lo general burócratas.