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MI PRIMERA REDBULL

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…de la serie…(Los Atlantianos)

Por Arturo Mesa

Atlanta.- Lo que pasa en mi restaurante habla mucho sobre esta sociedad nueva para mí. La mayoría de los que trabajan allí son muchachos jóvenes. Tienen aspiraciones, sueños y ambiciones. Le dedican horas a ganar algo de dinero. Algunos son hijos de mamá y papá; los hay rubios, rubios de verdad, negros, mulatos y latinos. Vaya, que no hay chinos porque en Atlanta no abundan, de lo contrario los hubiera también.

Lo cierto es que todos tienen que trabajar bastante para mantenerse a la altura de lo que se espera de un restaurante con varios años en el negocio. Algunos de ellos ya estudian carreras importantes como psicología, leyes, deportes, negocios y otros están en la universidad. Dedican todo el fin de semana a trabajar duro y sin chistar, porque, además, el restaurante es muy popular. La frase que más escucho allí es «necesito horas», es decir, acumular horas de trabajo. Yo diría que hay una ambición muy noble en las personas que vienen a trabajar aquí sábados y domingos.

Yo estaba medio liquidado porque tuve que doblar turno el viernes y confieso que le fui arriba a mi primera Redbull. Va y de verdad esta cosa me ayuda, pensé. La compré, le pedí perdón a mis santos y le fui arriba. Eran las once de la noche y todavía estaba yo subiendo y bajando bandejas como si nada, la verdad. Así que, al parecer, mis santos me dieron el visto bueno.

Ya entrada la noche, viene una de las muchachas más jóvenes del restaurante y me dice: “Debes estar mata’o porque yo, ya no doy más”. Le confieso que sí. Al momento me dice: imagínate que tengo pruebas toda esta semana.

La muchacha estaba allí a esa hora a pesar de tener pruebas y aquello me dio más fuerza para seguir ayudando a que terminara bien uno de los días más cargados que he visto en algún restaurante en toda mi vida. Yo no tenía pruebas, ¡de qué carajo me iba a quejar! Ella es muy buena amiga, joven. Te voy a confesar que me tomé la primera Redbull de mi vida. Fui al Publix y me compré una porque me imaginaba que esto iba a ser duro hoy, le dije.

-¿Cómo que al Publix, Arturito?, reacciona ella y me enseña una lata de Redbull que había sobre la mesa de las bebidas de los trabajadores. Cuando esté liquidado, vas a la nevera del fondo y coges una, que eso está permitido. Luego añade: mijo, ¿cómo tú crees que uno aguanta estos días maratónicos?

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