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Manuela Sáenz: La «Libertadora del Libertador»

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Por Edi Libedisky ()

La vida de Manuela Sáenz fue, por decirlo suavemente, poco convencional. Heroína celebrada de las revoluciones sudamericanas, cayó en el olvido en los años siguientes, solo para ser resucitada en la memoria pública a finales del siglo XX. En 2007, el gobierno de Ecuador le otorgó póstumamente el rango de General. Entonces, ¿quién fue esta mujer extraordinaria?

Rebelde y Aristócrata

Hija ilegítima de una mujer ecuatoriana y un noble español, Manuela fue enviada a un colegio de monjas a una edad temprana. La escuela no se ajustaba a su personalidad, ya que prefería con creces disparar pistolas y montar a caballo antes que aprender su catecismo. A los 17 años se involucró íntimamente con un oficial del ejército y fue expulsada de la escuela.

Unos años más tarde, su padre concertó un matrimonio con James Thorne, un rico comerciante inglés que le duplicaba la edad. Durante los primeros años de su matrimonio, mientras vivía como una aristócrata en Lima, se involucró en la revolución, primero como simpatizante y luego como espía. En 1822, dejó a Thorne y viajó a Quito para estar más cerca de la acción. Allí conoció a Simón Bolívar, convirtiéndose poco después en su amante.

Aventuras y Excentricidades

Manuela cabalgó con el ejército y, después de una batalla, cortó el bigote de un oficial español muerto para guardarlo como recuerdo, usándolo más tarde en bailes de máscaras. Bolívar la llamó su «loca amable», tal vez por lo del bigote, tal vez porque tenía un oso como mascota, tal vez por su propensión a desenfundar su pistola, o tal vez por todas esas cosas y más.

Manuela hizo su contribución más famosa a la revolución cuando en 1828 salvó a Bolívar de un intento de asesinato. Después de ayudar a Bolívar a escapar, los aspirantes a asesinos la golpearon, dejándola postrada en cama por un par de semanas. En reconocimiento a lo que había hecho, Bolívar (quien era llamado «el Libertador») la apodó «Libertadora del Libertador». Por sus servicios en la guerra de independencia, Perú le otorgó la medalla de la Orden del Sol, el máximo honor militar del país.

El Olvido y la Resurrección

Cuando Bolívar murió de tuberculosis en 1830, Manuela permitió que una serpiente venenosa la mordiera (a imitación de Cleopatra), pero sobrevivió y vivió otros 26 años, principalmente como vendedora en una tienda en Perú. Murió de difteria a los 58 años y fue enterrada en una fosa común sin identificar.

Como se mencionó, Ecuador la nombró General en 2007 y en 2010 se le dio un simbólico funeral de Estado completo en Venezuela.

Manuela Sáenz de Vergara y Aizpuru murió el 23 de noviembre de 1856, hace ciento sesenta y nueve años.

(El retrato es del artista colombiano Marco Salas.)

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