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LAS DIMENSIONES DE DÍAZ-CANEL

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Por Jorge Sotero
La Habana.- En tiempos de George Herbert Walker Bush como presidente de Estados Unidos, en los pasillos de la Casa Blanca se decía que en caso de que el presidente muriera, que asesinaran al vicemandatario, Dan Quayle, para salvar al país.
Al final, Bush padre abandonó por sus pies la famosa Oficina Oval, luego de alguna guerra cuyos motivos crean controversia hoy en día, y después de haber cumplido solo un mandato al frente del país más poderoso del mundo. Y de Quayle nadie se acuerda.
Bush, quien llevaba muchos años vinculado a las altas esferas de la política de su país, que había sido director de la CIA y vicepresidente de Ronald Reagan, se hizo rodear de un equipo de expertos reconocidos, como James Watkins, a quien le entregó la Secretaría de Energía, y para coordinar la lucha contra la droga nombró a William Bennett, quien había sido secretario de Educación de Reagan.
Pero había dos hombres que eran los puntales de Bush: el secretario de Estado, James Baker, y el del Tesoro, Nicholas Brady. Ambos se burlaban solapadamente de Quayle, aunque no eran los únicos que le hacían mofa al vicepresidente. Y dicen, que en las reuniones en las que no estaba el vice, las bromas sobre su intelecto llegaban lejos.
Y ahora ustedes se preguntarán a qué viene todo eso sobre Dan Quayle, quien era universitario, por supuesto. Y solo quiero recordar que los hombres saben cuando uno de ellos tiene capacidad para llevar los destinos de un país, o no. Y ya no me refiero a un puesto ganado limpiamente en una carrera electoral, sino a aquellos que heredaron una corona por vínculos de sangre, o fueron nombrados a dedo para un cargo, como el actual presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, sin haber probado antes, y mucho menos después, que tienen carisma y capacidad para merecerlo.
Más al grano: en el estreno de su programa de televisión, una especie de engendro que se inventó para tirarse más tierra encima, el Hombre de la Limonada, llevó como invitados al ministro de Energía y Minas, Vicente La O, y a su vieja amiga y colaboradora, la periodista Arleen Rodríguez Derivet.

La Derivet, como no podía ser de otra forma, intentó encauzar el programa y le pidió al mandatario, el hombre que más memes genera en las redes sociales, que hiciera un análisis sobre lo que ocurrió en Cuba el domingo 17 de marzo, en referencia a las protestas en Santiago de Cuba, Bayamo, Cárdenas y algún otro lugar.
A pesar de ser el anfitrión y de, supuestamente, ir a dialogar con el pueblo, el mandatario no miró jamás la cámara, que es como no mirar a quien te escucha, pero dijo que «para saber lo que ocurrió el 17 de marzo, hay que «analizarlo en dos dimensiones», y ahí se vació totalmente.
«Hay una dimensión que es la Cuba real y hay una dimensión que es la Cuba virtual. Yo creo que en la Cuba real, ese era un domingo de fin de semana como todos, donde un grupo de familias cubanas, como estamos acostumbrados, compartía…», dijo el presidente, que pasa los fines de semana en familia, almuerza con hijos, nueras, suegras y cuñados, algo que no hace la inmensa mayoría de la población, que no tiene ni con qué almorzar.
«Había actividades también en un grupo de municipios, el domingo hubo feria. Había conciertos, actividades recreativas, actividades para los niños y la población estaba en las actividades que normal participa…» e insistió en que hay «una acumulación de largos apagones que molestan mucho a la población y también carencias de alimentos y hemos tenido fracturas en la distribución oportuna de la canasta», de la que ya no dijo que es básica, porque de básica no tiene absolutamente nada.

Aclaró que, «por otra parte, era un domingo muy caluroso. Yo creo que esa acumulación y esa coincidencia de circunstancias (Incluye el calor)… que agobian a determinadas personas, facilitó que un grupo de personas, de tres localidades del país, que son, además, localidades con mucho símbolo en nuestra historia… Un distrito de Santiago de Cuba, no fue en todo Santiago de Cuba, un barrio de Bayamo, y el otro que fue más numeroso, en la localidad de El Cobre, en Santiago de Cuba, se reunieron personas en el orden de 200, 500 en un lugar, y alrededor de 100 en el otro, que en lo fundamental fueron buscando la explicación, la argumentación y la queja… la respuesta a la queja, que tenían fundamentalmente con dos temas fundamentales: la electricidad, los apagones prolongados y la carencia de alimentos».
Según el impuesto presidente, en un lenguaje que no tiene nada que ver con lo que ustedes están leyendo ahora, porque esto al menos es coherente, dijo que hubo una respuesta de inmediato del Partido y del Gobierno, que las autoridades se presentaron y explicaron las dificultades, «que tienen que ver, sobre todo con el recrudecimiento del bloqueo, las consecuencias tan fatídicas que nos hayan incluido en una lista espuria de apoyo al terrorismo, lo cual es una total falsedad».
También dijo que «pueden existir también elementos de decisiones administrativas mal tomadas, algún elemento de burocracia, sobre todo en lo que tiene que ver con al distribución de la canasta básica, que la hacemos en condiciones muy complejas… porque en la Cuba real, de ahora, nos han faltado dos combustibles para poder lograr la cobertura de la generación eléctrica en el momento de pico… por la persecución energética a la que está sometido nuestro país y por no disponer de las divisas necesarias…».
Ahí dio un sermón enorme sobre petróleo, barcos petroleros, las incomodidades del apagón, entre ellas lo de cocinar alimentos y el abasto de agua. A eso, dijo, se suma la situación de la alimentación, y agregó con orgullo lo de la explicación de las autoridades, en lo que consideró «un tiempo prudencialmente corto», y reconoció, por primera vez, que hubo otros que corearon otras consignas, que hubo intento de vandalismo, de desacato a las autoridades, figuras delictivas con las cuales tienen al pueblo amenazado. Todo eso en la Cuba real.

Sin embargo, aclaró que hay mucha presión mediática en las redes sociales, con respecto a las cosas que suceden en Cuba.
Y en cuanto a la Cuba virtual, dijo que «nos construyeron un 11j virtual en toda la narrativa mediática, de desprecio de odio, de calumnias, de mentiras», y aclaró que al momento salieron los manipuladores, incluso con técnicas de inteligencia artificial para manipular.
Recalcó que hasta la madrugada del lunes parecía en redes sociales que esos hechos estaban ocurriendo: «cuando vemos la confrontación entre esas dos Cuba, nos damos cuenta de la perversidad que hay alrededor de todo esto y ratifica que responde a toda una plataforma que busca el estallido social en Cuba para acabar con la revolución».
No voy a entrar en lo que siguió, porque se fue hasta 1960 con aquello del memorándum Mallory para buscar esos adjetivos que usan los niños en la primaria a la hora de escribir un texto.
Les juro que me dio pena ajena. Este tipo -este tipejo- inculto e incapaz es el que gobierna Cuba. Qué falta de luz larga ha tenido este país. Y que mala suerte nos ha tocado a los que vivimos acá adentro, porque ya hace seis años que llevamos esta carga a cuestas -aunque desde hace 60 años llevábamos una parecida- y a nadie se le ha ocurrido hacer lo que sugerían hacer con Dan Quayle.

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