Enter your email address below and subscribe to our newsletter

LA TIRANÍA CUBANA SABE QUE NADA ES PARA SIEMPRE

Comparte esta noticia

Por Anette Espinosa

La Habana.- El régimen cubano anda aterrado. La cúpula que gobierna y esos pilares que la sostienen a duras penas, saben que en cualquier momento todo se viene abajo y llegará el momento de correr para salvar el pellejo, porque están claro que una transición en Cuba no puede ser blanda, porque los que han decidido sobre el resto por seis décadas y media lo han hecho con mano dura.

La tiranía no tendrá escrúpulos a la hora de usar sus armas. Me refiero a las de fuego. Y no le temblará la mano a ningún militarote o a los dirigentes de turno en apuntar los cañones contra el pueblo. Ya una vez lo hicieron con palos, pero la situación no es igual y, además, los posibles amotinados aprendieron muy bien la lección y no volverán a repetir los errores.

Humberto López entra en el Comité Central del Partido Comunista de CubaPor ese motivo, intentando siempre ganar tiempo y condicionar las revueltas, volvieron a mandar al ruedo a su amedrentador de turno, Humberto López, quien llevó a su programa «Hacemos Cuba» a fiscales y policías, con la única intención de dejar claro que a quien sorprendan preparando algo contra el feudo de los Castro, puede hasta tocarle la pena máxima.

Y que no dude nadie que serán capaces de aplicarla. Los de arriba no se manejan con escrúpulos. Aunque de aquellos que fusilaron a montones en 1959 quedan muy pocos, el ADN de ellos está en la sangre de los otros, de sus herederos. Y la manada en peligro es capaz de hacer cualquier cosa. Hasta ahora hicieron el trabajo de siempre para liberar la presión: abrieron las puertas para que la gente huyera, algunos a la fuerza, y al resto, a los que tenían un poco de liderazgo, los metieron presos.

Acosan cada día a todo el que intenta sacar la cabeza y decirle al resto de que hay un mundo diferente más allá de las fronteras. Persiguen al que critica, encierran y amenazan al que se opone, y lo hacen sin escrúpulos, sin importarles sexo, edad, profesión, clase social, nivel cultural, profesión. Lo de ellos es cortar por lo sano y lo seguirán haciendo.

Pero los Castro no son bobos. Saben que la situación se va deteriorando cada vez más, que la vida en el país se hace cada día más insostenible, y conocen de primera mano que el pueblo los culpa a ellos de todos los males. Y saben también, porque anormales no son, que las masas tienen razón en apuntarles, porque mientras la gran mayoría muere de hambre y necesidades, ellos se dan la buena vida, como señores feudales que controlan todo y a los cuales los súbditos le deben sumisión total.

La brutalidad policial deja a Alina Bárbara López un esguince en el hombro  y un dedo enyesado | DIARIO DE CUBAEl despreciable de Humberto López insiste en que el pueblo -así llaman siempre al que no tiene poder, al que vive de migajas- tiene la obligación de respetar al policía, al inspector, al agente o al dirigente. Quiere el oportunista presentador que la gente siga creyendo en el castrismo y en él. Y no se da cuenta de que la población lo aborrece, porque lo toma como defensor de ese segmento que oprime, miente, roba, explota, somete, encarcela y amenaza con matar al que se le oponga a la cuadrilla de los Castro, y a sus adláteres en el pseudo poder.

Yo no me creo que la salida espontánea de Alexis Castro, hijo del desaparecido tirano y padre de Sandro, a pedir cuentas a los Díaz-Canel y Marrero, haya sido fruto de algo que inhaló sin querer. No, nada de eso: el tal Alexis, que, como sus hermanos, hijos, tíos, sobrinos y no sé cuantos más, se dio siempre la buena vida, ahora tiene miedo.

Alexis Castro Soto del Valle.El hijo mayor de Dalia Soto del Valle sabe que un día cualquiera el pueblo irá a por él. Tocarán a su puerta y le pedirán cuentas. Y no sabe cómo serán las formas. Lo ideal sería que fuerzas policiales, por mandato de algún juez, se presentarán en su casa y le pidieran comparecer ante un tribunal en algún lugar, pero nadie puede garantizar que eso vaya a ocurrir, porque ellos nunca actuaron así: lo resolvieron siempre por la fuerza, con una bala apuntando al corazón del que pensó diferente, o, en el mejor de los casos, con un juez corrupto de por medio, que vendió su alma por una caja de pollo, o de almendras. Cualquiera sabe.

Cuba no aguanta más. Si los que gobiernan fueran inteligentes, se harían a un lado, permitirían elecciones, cambios trascendentales, porque no se trata de la vida de ellos o de su familia, sino de un país que va camino a convertirse en otro Haití. Porque ellos dejarán un día la comodidad de sus casas y se irán en un avión a cualquier lugar. Porque siempre habrá un amigo gobernante que los acoja, aunque sea para devolverlos más adelante. Y el país quedará sumido en el caos. Y eso es lo que hay que evitar, por sobre todas las cosas.

Protestas en Cuba: las imágenes de la represión del régimen comunista  contra las manifestacionesEntonces, Humberto López y sus invitados, en lugar de proponer un diálogo, cambios, democracia, tolerancia, insisten en la represión, en meter miedo, en coaccionar, pero olvidan una cosa: se puede someter a un pueblo por mucho tiempo, pero no toda la vida. Ejemplos hay miles. Solo hay que mirar lo que ocurrió en Europa del este, con gobiernos totalitarios de Asia, África, y hasta en el propio Haití, que hace 200 años era uno de los países más prósperos del mundo y terminó convertido en un lugar ingobernable.

No hay diferencia entre los Castro y los Duvalier. Unos y otros lo quisieron todo para ellos, sin importarles lo que ocurriera con las capas más humildes. Por eso, la parte más occidental de La Española es ahora mismo el país más pobre y más inseguro del mundo, y la otra isla, esta en que vivimos, va por el mismo camino.

El 64% de los cubanos viven con menos de 1.1 dólares diarios - Observatorio  Cubano de ConflictosLos cubanos no creen ya en el histrionismo de Humberto López, en sus invitados, militares y fiscales, ni en las mentiras de Con Filo, ni en lo que diga Díaz-Canel en sus apariciones públicas o televisadas. La gente de a pie tiene hambre, necesidad de medicamentos, zapatos, ropa, transporte, corriente y libertad.

La gente de a pie ha perdido los sueños y mientras algunos se lanzan de un edificio, otros quieren recuperarlos, y harán cualquier cosa por conseguirlo. Nadie sabe cuánto puede demorar, pero de algo están seguros los cubanos: nada es para siempre.

Deja un comentario