Por Carlos Cabrera Pérez
Madrid.- Alejandro Gil Fernández se quemó en tiempo récord porque no pudo -como la mayoría de sus antecesores- generar prosperidad, que era la clave para legitimar a Díaz-Canel, que sale muy tocado de la escaramuza porque el tronado fue su apuesta personal y lo reforzó como vice primer ministro.
Obviamente, mientras no haya un cambio real hacia la democracia y la política económica tome senderos de sensatez y realismo, ya pueden nombrar a Milei de ministro, que el fracaso estará asegurado. Por mucho que los componedores de batea del pan con na´ sigan en la palucha lírica.
Las fuentes consultadas en La Habana están divididas en cuanto a la causa del cese, unas apuntan a un frenazo al paquetazo, por orden expresa de Raúl Castro, que no quiere más líos; y las otras apuntan a que la reforma se agilizará, debido a la «gravedad» de la situación.
Pero los hechos apuntalan la tesis del frenazo debido a:
1.- El nuevo ministro no será vicepremier, como era Gil hasta este sábado.
2.- El ascenso del hasta ahora presidente del banco, podría indicar que la prioridad es la tasa de cambio del fallecido peso cubano frente a la moneda del enemigo. Pero estarían empezando la casa por el tejado y apartándose de la lógica económica. La mayoría de las intervenciones erróneas del Estado en materia económica, provocan un empeoramiento de las crisis y mayor sufrimiento a la mayoría de los cubanos, que ya apenas esperan nada de ese viejo gobierno de difuntos y flores.
En el plano político, venderán la idea de esperar al resultado electoral en Estados Unidos, continuismo puro, porque Cuba resulta irrelevante geopolíticamente y no entra en las prioridades de Washington, desde que Raúl Castro -atosigado por Fidel- dio un portazo a la oferta Obama.
La dictadura más vieja de Occidente sigue instalada en la ojalatería: Ojalá que aparezca un pozo de petróleo, ojalá que rusos y chinos nos suelten dinero; mientras sigue esquilmando a cubanos empobrecidos por el comunismo con precios prohibitivos y en divisas de alimentos, medicinas y servicios.
Para tronar a Gil no hacía falta que el presidente y el primer ministro despilfarraran combustible en una gira absurda por la isla, explicando lo inexplicable; como tampoco hace falta mantener la estructura de la empresa de aves, cuando los huevos y los pollos vienen de Estados Unidos; ni ese desmesurado FARINT, que solo apunta a los sufridos cubanos, pues la invasión yanqui nunca llegó.
El compañero Murillo debe estar fumándose un rico habano a la salud del camarada Gil, la nueva reina por un día de la política tardocastrista, que truena a los apagafuegos como Rojas (Cultura) y Alejandro (Economía), pero mantiene a los ineptos Alpidio manotazo y a Casas, que fue él último en enterarse del aldabonazo del 11J, como reconoció Fabián Escalante.
Ya lo dijo Díaz-Canel, la orden de combate está dada; y tanto presidente, los suicidas también lloran y su mirada perdida y su falta de sintonía con las personas, confirman el error de Raúl al designarlo para lo que no sirve.
Por cierto, que su jefa de prensa escriba al diario español El País y aclare que usted es oriundo de Villa Clara y no «palestino», como afirmó una columnista metatranquiana, desvelada por el lenguaje vernáculo cubano, desde la próspera y segura Noruega. Tanto cartesiano fascinado con la miseria comunista provoca convulsiones y asco; lo que le faltaba, presidente, que los jodedores lo empezaran a llamar el singa´o palestino.
Pero no se deprima, presidente, con minipymes o sin minipymes ganarán la emulación, fíjese en el bajón de Cuba en el Índice de Desarrollo Humano -pese a la mansedumbre de organizaciones internacionales frente a La Habana- y en el aumento de la corrupción; aunque nada es más corrupto que una tiranía sexagenaria.