Tomado de Historias de la Literatura
La Habana.- Juan Carlos Onetti amaba estar acostado. Cuentan los pocos que pudieron visitarlo en su apartamento de Madrid, que había puesto en la cabecera de su cama un cartel que rezaba:
“Se nace cansado y se vive para descansar.
Ama a tu cama como a ti mismo.
Descansa de día para dormir de noche.”
«Juan dormía, comía, leía y hacía el amor todo en la cama, porque consideraba que era donde pasaba todo lo importante, pero en realidad era pereza», comentó Dorotea Muhr, Dolly, cuarta y última esposa del escritor.
Es así que de tanto apoyarse sobre su codo derecho para leer, se le había deformado y en ocasiones le generaba bastante dolor.
A Onetti no le interesaba que la habitación tuviese una ventana, de hecho, cuando lo instalaron en una lujosa habitación en El Escorial con una hermosa vista, dio vuelta la cama para quedar mirando la pared. Hortensia Campanella, amiga y editora del escritor, cuenta que bromeando le colgó un espejo del ropero para que vea la ventana.
Para terminar esta anécdota, volvemos a citar a Dolly: «Onetti estaba más vivo en la cama que mucha gente de pie y a pie».
Post Views: 187