Por Alden González Díaz
()Santiago de Cuba.- Tengo que reconocer que no tenía ni idea de que -sobre todo por el desinterés que históricamente he notado en el entorno nacional- el bolero iba a suscitar tanta polémica en los días recientes.
Me ha llamado gratamente la atención la pasión alrededor del debate, pues insisto en que, en este caso específico, tanto los que están de acuerdo como los que discrepan con el rol mexicano en el recorrido de la candidatura, para la inclusión del bolero en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, algo tienen en común: le han demostrado efusivo amor al género, ¿verdad?
En ese sentido pienso que debo agregar, porque se ha destacado poco ese detalle, que la primera idea que tuvieron los mexicanos fue la de presentar una candidatura multinacional, en la que, además de Cuba y México, participarían otros países latinoamericanos con el mismo sentido de pertenencia, con el mismo nivel de idolatría por el bolero. Que es realmente lo que hubiera preferido yo, pues considero que, en la práctica, hace mucho, muchísimo tiempo, que dejó de ser solamente nuestro (de los cubanos) para ser patrimonio cultural intangible de muchas naciones.
Lo ideal es que el bolero sea, a la par, cada vez más de los cubanos de hoy (de las nuevas generaciones) y más global de lo que ya es; y que en el caso nuestro (de los cubanos) esa honra sea a través de la espontánea (placentera mejor) transmisión de generación en generación; no por el acuerdo de la reunión o la tarea asignada.
Aunque la cotidianidad no nos permita darnos cuenta de ello, el bolero en la práctica es un complejo musical que constantemente genera contenido informativo, cada año hay muchos lanzamientos importantes que contienen al bolero de disímiles formas.
Igualmente la cuantía de su interpretación en vivo a nivel global es notablemente alta. Tres días antes de la declaración se celebró en Los Ángeles (en el Dodger’s Stadium) el Festival Bésame Mucho. No es un festival de boleros, es un festival muy abarcador en cuanto a tendencias musicales, pero que lleve el mismo nombre de uno de los boleros más famoso de la historia es señal de que el bolero cabalga, y como tiene de todo un poco entre col y col (“entre repollo y repollo” diría Pepe Sánchez) entra algún bolero.
En este 2023 también la ópera fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Es muy interesante que ambos nombramientos -del bolero y la ópera- ocurran en medio de la muy exitosa gira de Andrea Bocelli por Estados Unidos. Ya sabemos que Bocelli es uno de los tenores líricos más reconocidos a nivel masivo globalmente. La privilegiada audiencia de un concierto de Bocelli asiste a la interpretación de un repertorio bien heterogéneo (y hasta heterodoxo), que va desde lo operático (su fuerte) a la canción popular en diversos idiomas. Muy llamativo es el hecho de que en la parte que corresponde al idioma español, parte notable del repertorio histórico de Bocelli es de boleros (que definitivamente es uno de los géneros románticos más universales, para gloria de Pepe Sánchez). Tres piezas resaltan en esa trayectoria de interpretaciones: ‘Tú me acostumbraste’ del matancero Frank Domínguez, ‘Somos novios’ del yucateco Armando Manzanero y ‘Bésame mucho’ de la jalisciense Consuelo Velázquez.
Nota:
La foto es de la portada del primer disco de Frank Domínguez (Gema – 1958). Ese álbum contiene la primera publicación de ‘Tú me acostumbraste’. Como el mejor colofón será la escucha propongo de las versiones recientes de ‘Tú me acostumbraste’ la que aparece en el disco ‘Musas’ de la mexicana Natalia Lafourcade (Sony Music – 2017). Ojalá esa audición propicie en usted la misma admiración que le tengo yo a la Lafourcade por su defensa del repertorio tradicional latinoamericano (con una dosis adecuada de bolero) con excesivo buen gusto y profesionalidad. Ese álbum, estuvo nominado en 2017 a Álbum del Año en el Latin Grammy, y fue premio Latin Grammy al Mejor Álbum Folclórico.
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