DE NARIZ, DE TORMENTAS Y FLORES…

Con Jenni hablo muy a menudo a esa hora.

Cuando el tiempo (es invierno), no está demasiado inclemente camino a casa en lugar de usar el transporte público. Una vez tuve la idea de mientras hablaba con ella, mostrarle algunas cosas bonitas que me encontraba en el camino.

Ella es una mujer que sufre porque su hijo está en un lugar horrible. Se ha cometido una injusticia mayúscula con él. También con muchos otros hijos y esposos y padres y madres y… abuelos. Así que intento, cuando ella está en su modo deseperado, después de guerrear todo el día en Cuba, de mostrarle algo hermoso. Hoy también quise hacerlo, pero ETECSA no estuvo de acuerdo. No cooperó. No hay novedad en eso.

Quise mostrarle flores y plantitas que se venden aquí, nada especial, pero que da un sabor a primavera delicioso. Es una tontería, pero a mí me animan mucho, sobre todo cuando estoy tan cansada que pienso que el invierno y la oscuridad se harán eternos.

Quisiera sacar a «pasear» conmigo a todas las personas que sufren en Cuba y enseñarles sólo la belleza de las cosas simples.

Sueño con eso.

Sueño tanto que divago a veces. Como ahora.

En realidad quería hablarles de mi nariz. ¿Qué tiene ella de particular? Nada hermoso, más bien es un castigo. Pero desde hace un tiempo, además de darme muchas molestias, ella me avisa cuando el tiempo va a descomponerse.

Donde vivo hay muchas tormentas en las cuatro estaciones del año. Y gracias a un error de los paramédicos, yo puedo olerlas. No tengo que ver el parte del tiempo. Aún cuando todo esté en calma, mi nariz siente la tormenta que se acerca y hasta puedo oir los truenos muy, muy, muy lejanos.

Sí, mi nariz me hace pasar muchos momentos amargos y desagradables, aún cuando todo sea purita calma y belleza.

Yo quisiera que hoy ella se equivocara. Yo quisiera nombrar mentirosa a mi nariz hoy.

Yo ruego porque hoy, día del amor, Cupido o San Valentin, o el mismísimo Dios; ponga bondad y amor en los corazones de los verdugos y se abran todas las rejas para todos los cubanos.

Yo ruego porque mis hermanos cubanos sepan notar que la prisión está abierta. Para todos. Y que pueden salir de ahí, de la prisión más terrible: el miedo a volar.

Porque oigo los truenos, porque huelo el viento.

Y la tormenta se acerca.

¡Que estén todos a salvo hasta de sí mismos!

Es mi anhelo en este día del amor.