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CUBA, LOS APAGONES, Y LOS SUEÑOS

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Carlos René Cabadilla
Varadero.- La madrugada avanza, 03:47 hs. Nada de corriente, como si el cuerpo se resistiese a descansar no lograba conciliar el sueño. Algo distinto y hasta cierto punto extraño estaba ocurriendo porque siempre el sueño me habia vencido y, en aquellas madrugadas en que el deber me llamaba a permanecer en vigilia, el café y yo teníamos que luchar cuerpo a cuerpo para no desvanecerme.
No hay amitriptilina, tampoco alprazolan, el sillón se balancea arritmicamente, como si estuviese nervioso él también.
La desesperación trata de irrumpir, me siento tensionado, van cuatro días y noches con sólo dos horas de alumbrones en 24 horas, sin dormir. Pareciera como si todo este sacrificio incondicionado sirviese para atraer el alumbrón.
Les soy sincero: tengo un autocontrol innato que me ha ayudado a vivir, no quiere decir que sea un aguantón ni mucho menos.
Se me presentan huracanados los recuerdos en estas situaciones como si rebuscara momentos peores y, en un ir y venir del balance, me voy quedando dormido como si Dios me hubiese dedicado unos segundos de su bendito tiempo; a la par comienzo a soñar, me fui, todo estaba ocurriendo como en otra dimensión:
Veo venir a Daniel, sólo veo caballos y patines.
«Echa para acá; ya no tenemos que poner los celulares debajo del caldero para hablar, ya no sirven, no funcionan. Te traigo este par de patines y escucha bien».
La conversación de Daniel era como un secreto de Estado, prosiguió:
-Díaz-Canel visitará el pueblecito contiguo, bien temprano, viene a Caballo.
-¿A caballo ?
-Sí, el país está paralizado y ellos declararon un período que no estoy muy seguro, pero me suena algo así como «Período de los vivos y de los muertos». Las personas trabajan y se mueven a caballo y en patines.
-¿Pero como Canel se va a mover a caballo? -Le pregunté.
-Claro, pero él tiene una yegua de superiores condiciones, es una genética creada en aquella finca de Raúl que le decían la finca de los mulos allá en Cumanayagua. No me preguntes más y escucha -me dijo Daniel:
«Cuando Díaz Canel se acerque al pueblecito, tú tienes la misión de caerle atrás en patines y con este machete le arrancas la cabeza; nosotros, allá en La Habana, tomaremos el control de todo aquello que un día tú y yo planificamos. Tu misión es la más importante de todas, si tú fallas, fallará todo. Conmigo estarán los de siempre, contigo estarán Papatin, Rodrigo, Justin, Sotolongo y Rafael. Ellos ya están en patines y hasta duermen con ellos.
-Coño, Daniel, tú no quieres que te pregunte, pero cómo le arranco la cabeza a Canel en esa yegua de condiciones y con los escoltas, que estarán en buenos caballos y puede que algunos en patines también.
Daniel me miró fijo y me dijo:
-Estás perdiendo condiciones, la lucha ha vuelto y tú tienes que volver en ti. Organizarlo todo, delega, acondiciona, prepara la emboscada de contención, ciérrale el paso a la yegua y revive tus buenos tiempos de jefe invencible.
Daniel me abrazó y partió, me dijo tres veces: cuídate y cuidalos a ellos.
Me veía practicando en patines, al lado mío, Rafael Cañizares, Rodrigo Liam, Sotolongo, Cubillas; Papatin y Michel llegaron a caballo y me reuní con ellos.
-Papatin y Michel, ustedes le salen de frente a la yegua de Canel en el mismo momento que los que estamos en patines le entramos por ambos flancos; yo voy directo a él, ustedes me cubren con las flechas envenenadas y liquiden la escolta toda (le eché veneno de alacrán colorado a todas las flechas). No me pregunten, aquí están las flechas, no hay fusiles, no hay armas de fuego, el país está paralizado y todo lo que pudiera oler a civilización desapareció.
Imágenes de Patinaje Silueta - Descarga gratuita en FreepikEsa noche no dormimos. Al amanecer, cerca de las 06:30 hs apareció a tres kilómetros la comitiva presidencial, todos ocupamos los puestos. Me imaginaba todo en La Habana.
Papatin le salió al paso de frente. Cuando ven los caballos de Papatin y Michel, paran la yegua de Canel, arranco en los patines y con mi machete bien amolado voy para arriba de Canel por el flanco derecho, pero cuando estoy cerca la yegua de Canel se manda a correr, se desboca, corro atrás, pero mientras más corría yo en mis patines, más corría la yegua.
Él parecía un muñequito amarrado a su yegua; casi le alcanzo, tomé el rabo de la llegua con la mano izquierda y alcé el machete para descargarlo en su cabeza, ya lo tenía, seríamos los hombres que ayudariamos a salir de este infierno a Cuba, (no me importaba nada más que poder dormir tres días seguidos, allá otros que tuviesen que agarrar otras yeguas); lancé el machetazo y siento un grito de terror:
-¡Suéltame, coño, que me matas!
No era el rabo de la yegua lo que tenía con la mano izquierda, era la cabeza de mi señora a la que le iba a dar un trompon. Ella estaba sentada muy cerca y dormida. Me desperté; ni yegua, ni patines, ni Canel, ni corriente. ¡Qué decepción!

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