CUBA ESTÁ SOMETIDA A UN RÉGIMEN ESTATISTA, NO SOCIALISTA

En el siglo XIX, se empleaban por los propios teóricos del marxismo los términos ‘socialismo’ y ‘comunismo’ como sinónimos.

Solo más adelante, en 1917, con Lenin, comenzaron a diferenciar al primero como la etapa inicial del comunismo, donde se establece la ‘dictadura del proletariado’, que busca abolir las clases sociales, al Estado, e imponer la sociedad comunista, toda esa transición bajo el monopolio del Poder ejercido por un partido único.

Ahora bien, el control de la sociedad por el Estado no es sinónimo de que ese régimen sea socialista.

En teoría, el socialismo exige que los trabajadores tengan el control legal y efectivo de los medios de producción fundamentales del país -industrias, empresas, tierras, recursos naturales, principales servicios…-.

Si, como pasa en Cuba, los trabajadores no puede decidir democráticamente sobre el empleo de esos medios, de esos recursos, porque la intervención estatal es totalitaria, absoluta, y los excluye, entonces no se está ante un régimen de propiedad socialista. Tampoco lo será como régimen político.

Asimismo, el fascismo es justamente el aparato del Estado absorbiendo a individuos y grupos, a los cuales descarta para hablar y obrar en su nombre, diciendo velar por sus libertades e intereses.

Para un régimen fascista todo el Poder reside en el Estado, y nada fuera de él. La persona pasa a ser poco menos que un fantasma.

Por eso, políticamente el fascismo es autoritario y totalitario. A su vez, en lo económico, planea e interviene por completo la economía.

Así, sintéticamente, el fascismo está presente en aquellos regimenes que legitimen el papel del Estado sobre nuestras libertades personales y económicas, en nombre de un supuesto bienestar social falso.

En Cuba impera, por tanto, un régimen estatista de naturaleza fascista.

Basta de tolerar injusticias. No más temor. No más dictadura en Cuba.