Por El Estado como tal (Facebook)
La Habana.- Recibo comentarios cuestionando que una causa posible del apresurado programa de “bancarización” sea tratar de evitar una aceleración de la inflación cortando la “racha” de la depreciación de 20 por ciento del peso frente al USD en los últimos 45 días. Agradezco y tomo nota.
Todo depende de los supuestos que estaría utilizando el gobierno y que no conocemos. Miremos la política macroeconómica (monetaria, fiscal, cambiaria y control de ingresos) que es donde hay margen en el corto plazo porque aumentar la producción es complicado y lleva tiempo.
El desequilibrio macro surge principalmente de un déficit de oferta (crisis productiva y baja disponibilidad de divisas) en relación con una demanda agregada y abultada por un déficit fiscal alto que se monetiza.
Con capacidad restringida de divisas, la vía más expedita para aumentar la oferta ha sido pasar parte de la “tarea” estatal al sector privado nacional (con oferta en CUP) y ampliando las ventas internas en divisas, incluyendo aquellas con cobro directo en divisas en el exterior.
Se conocía desde el principio que las ventas de PYMES en CUP con alto contenido importado (productos finales o insumos) trasladarían una eventual depreciación del peso a los precios, pero pudiera ser que la depreciación superó los estimados iniciales del gobierno.
Un paréntesis importante: con una inflación interanual de dos dígitos el país no tiene la menor oportunidad de salir de una crisis. Ese es un indicador que debe estar siendo priorizado. La cifra oficial es alta, pero no se acelera. Se ha mantenido estable, aproximadamente alrededor de 45 por ciento desde febrero de 2023.
Supongamos que el gobierno identificara que la depreciación del peso cubano (CUP) se deriva de una oferta alta del mismo por parte de las PYMES y TCP en el mercado informal y que esa depreciación, que está acelerándose, pudiera remontar la inflación.
Habría varias opciones: a) restringir directamente la operación de las PYMES (¿temporalmente?), b) limitar la circulación del efectivo CUP en el mercado cambiario informal, c) reemplazar la oferta privada en CUP por oferta en divisas, y d) una combinación de a, b y c.
Supongamos que el gobierno tolerase como efecto temporal una mayor depreciación del CUP asumiendo una posterior “rectificación” cambiaria (al reducirse la oferta de CUP), y que considerase aceptable un “bache” de la oferta de las PYMES porque tendría otra opción de oferta.
Una variante sería reemplazar un por ciento de la oferta privada en CUP por oferta en divisas de entidades extranjeras (rusos, uruguayos, vietnamitas, etc., y “negocios” online cobrando fuera del país), asumiendo que esos esquemas estuviesen avanzados y que pudieran atraer remesas.
Si fuese factible ese tipo de reemplazo de oferta privada en CUP por oferta en divisas, quizás la apuesta pudiera ser multipropósito: mayor control sobre el sector privado nacional, no empeorar la inflación (no he dicho reducirla), e ingresar divisa fresca.
Obviamente, este es un ejercicio de reflexión abierta. He utilizado supuestos porque no tengo la información, pero lo que he apuntado ha sido divulgado públicamente antes, si bien no necesariamente como un paquete.
Indudablemente sería contradictorio con otros propósitos declarados de la política económica oficial, incluyendo la eventual expansión de una oferta en divisas, divorciada de la moneda, de los salarios y pensiones, pero eso no es nuevo.
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