Por Alina Arcos Fernéndez-Brito (Facebook)
La Habana.- No soy médico por accidente. No elegí la carrera luego de un trabajo de orientación profesional durante mi época de preuniversitario. No estudié Medicina porque el promedio no me alcanzara para estudiar otra carrera de mi preferencia.
No fue porque mi papá quería ser médico y no pudo (aunque era cierto). Ni porque en mi familia materna había una tradición de al menos dos generaciones previas (que también era el caso).
Por alguna extraña razón (o quizás por las dos últimas) ser médico estaba en mi ADN.
Nunca quise ser cosmonauta, ni bailarina, ni maestra, como le sucede a muchas niñas cuando sueñan con lo que querrían ser «de grandes». Tampoco cineasta, como mi hermano, aunque en estos días hubiera dado cualquier cosa por serlo.
YO NACÍ MÉDICO.
Por eso, darme cuenta de que ya esa pasión terminó… y asumirlo, me ha dejado descolocada.
Ser médico era parte de mi identidad. Como mi nombre y mis apellidos (que llevo con mucho orgullo). Como ser mujer, o ser cubana, o años después, ser madre, que prácticamente opacó todas las anteriores, aunque no las sustituyó.
Reconocer que ese idilio, que creía eterno (como creemos que son todos los amores) se ha terminado, duele…y duele mucho. Pero no es el fin.
Tendré que reinventarme. Solo necesito algo de tiempo.
El primer paso es aceptarlo y reconciliarme con eso. No juzgarme. Encontrar las herramientas para gestionar el golpe. Y renacer. Con otro código. Con otra misión. Tendré que aprender a caminar de nuevo. Y lo haré.
Gracias a todos los que de una u otra forma han estado (y aún están) cerca…mientras me desenredo.
Post Views: 155