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Por Rafael Muñoz ()
Berlín.- Ayer fue primavera en Berlín. Hoy saltamos al otoño sin pasar por el verano, pero ayer fue día de sol, dieciséis grados, vacaciones y mis hijos están fuera de la ciudad.
Día perfecto para irse a las termas a tumbarse boca abajo al sol y tratar de recuperar un poco de color en estas nalgas, saltar de una sauna a otra, ducharse con agua bien fría o nadar en las aguas de un lago a seis centígrados con la piel aún humeante.
Ayer tuve la suerte de compartir sauna con chicas y otras no tan chicas, que no se sonrojan al mostrarse en toda extensión y profundidad. Este país tiene otra relación con el cuerpo, pone interés en la salud y no en el falso pudor.
Las saunas son lugares para ver y ser vistos. Mirar, admirar y ser mirado. Nada humano es vergonzoso.
Esa libertad es otra razón, entre otras muchas, por la que no creo que regrese a vivir en Cuba.