Por Jorge Sotero
La Habana.- Mi amigo Oscar Durán me emplaza a escoger entre un político a lo Javier Milei, el ganador de las primarias en Argentina, y el mandatario cubano Miguel Díaz Canel. Y cómo a mi me encanta eso de tomar partido, le responderé con toda la transparencia del mundo.
La pregunta no es complicada, pero no se puede responder así, de un tirón. Por eso, halé el buró a la terraza, a pesar del calor, saqué una cerveza y entre sorbos, escribo estas líneas, consciente de que cualquiera sea el que escoja, aunque lo argumente bien, me generará detractores.
Para mí, Díaz Canel es un tipo limitado, sobreviviente de una purga enorme que le quitó del camino a Carlos Lage, Felipe Pérez Roque, Pedro Sáez y Carlos Valenciaga, entre algunos otros que estaban más cerca del poder que él. Es un tipo sin ideas, sin liderazgo, sin capacidad de arrastrar a las masas. Un cobarde, cuya inteligencia tal vez solo sea superior a la de otros dos presidentes latinoamericanos: Nicolás Maduro y Daniel Ortega, dos de su misma escuela.
Encima de eso, un día dejará de ser presidente -ojalá mañana mismo- y pasará a la historia por una frase, aquella de la limonada como base de todo, además de llevarse un sobrenombre que lo dejará mal parado para siempre delante de El Hombre, el Tiburón, el Caballo o el Asno con garras. Prefiero cualquiera de esas a aquella del que no tiene casa, en el más puro cubano.
Milei, a pesar de todo lo malo que han hablado de él en los últimos días en la televisión cubana, desde el NTV hasta Con Filo, es un hombre de ideas claras, de esos que saben lo que quieren y conocen el camino. Va a por el poder, a por la clase política, a limitar el poder del aparato estatal, que coarta las libertades individuales.
Va a ponerle fin a la corrupción, a años de kirchnerismo mezclado con peronismo, a la debacle económica que vive el país que en su día fue el más rico de Latinoamérica. Va a por la dolarización, por sacar a esa tierra que quiere del hueco donde lo han metido gobiernos tras gobiernos.
Si lo logrará o no, no me interesa. Prefiero los locos a los bobos. Mi abuelo decía que era mejor aguantar un loco que empujar un bobo. Y yo voy con Milei. Lo votaría mil veces antes que a Canel, a quien es imposible votar. Sencillamente.
¿UN MILEI O UN CANEL? I
