LEÓN XIV, UN PAPA PASTOR Y SERVIDOR

Por Dagoberto Valdés Hernández I (centroconvergencia.org)

Pinar del Río.- El jueves pasado, 8 de mayo de 2025, el mundo conoció la elección de un nuevo Pastor para la Iglesia Universal. No se trata del sucesor de Francisco sino del 267° Sucesor de San Pedro. Ningún Papa es totalmente continuador de otro Papa, ni completamente rompedor de la línea de otro. Los Papas son únicamente seguidores de Jesucristo. Por tanto, de lo que son y deben ser continuadores es de la misión que Jesucristo le dio al apóstol Pedro, el primer Papa.

Esto es a lo único que el Papa debe ser fiel. Esto es para poder servir al bien de la humanidad y para poder romper con el mal, donde quiera que se realice y quien quiera que lo haga.

El Papa debe ser un servidor de la Verdad y debe romper con la mentira. No importa quien sea quien la diga, la viva o la imponga a los demás.

El Papa debe ser un servidor de la justicia y denunciar toda injusticia, venga de donde venga, y sea quien sea quien la perpetre.

También debe ser servidor de la libertad en todos los países del mundo. Además, debe denunciar toda opresión y falta de libertad donde quiera que esto suceda.

El Papa debe ser un servidor de la paz en todas las naciones de la tierra. Igualmente, debe denunciar toda violencia y toda guerra donde quiera que estalle.

Como Sumo Pontífice debe defender la vida desde la concepción hasta su fin natural. Asimismo, debe oponerse al aborto, a la eutanasia y a la pena de muerte, porque la vida es de Dios.

El Papa debe cultivar la vida en el Espíritu, la espiritualidad que ilumina, fecunda y eleva la vida humana. Además, debe alejarse de toda mundanidad o corriente de este mundo, sea liberal o conservadora. Así, evitando que esta mundanidad penetre y corrompa la vida de la Iglesia, polarizándola y dividiéndola veleidosamente.

Lo importante es que sea Buen Pastor

En fin, que un Papa solo debe ser fiel a Jesucristo y a su Evangelio en todos sus pensamientos, palabras y acciones. Por eso un Papa no debe ser ni de izquierda ni de derecha, según los criterios políticos de este mundo. El único criterio que tiene la Iglesia, y su servidor el Papa, para discernir los acontecimientos de este mundo, es el Evangelio. En otras palabras, la Iglesia y el Papa deben tratar de pensar como Jesús pensó, como Jesús sintió, como Jesús actuó. No como piensan, sienten y actúan ninguno de los líderes, partidos o ideologías de este mundo.

Sería muy saludable para la Iglesia, y en ella fieles y pastores, que no nos preguntemos más si este o cualquier otro Papa es continuista o innovador. Además, no cuestionemos si va a seguir a Francisco o a Benedicto, si es de esa calificación política que llaman izquierda, o si es de derecha. Lo que debemos preguntarnos es si el Papa, y cada uno de nosotros los cristianos, somos fieles a Jesucristo, Buen Pastor. Es decir, si se es fiel a los criterios de juicio, a los valores determinantes, a los modelos de vida y a la vida en el Espíritu. Aquellos que brotan del Evangelio de Jesucristo. Esta es y debe ser la clave para evaluar la misión y el servicio de un Pontífice de la Iglesia Católica y de todos los cristianos.

Es más, aprovechemos esta ocasión de la inauguración del ministerio pontificio de Su Santidad el Papa León XIV, para reflexionar. Nos debemos preguntar si, sinceramente, cada cristiano, cada religioso o religiosa, cada sacerdote y cada obispo de la Iglesia de Jesucristo. Esto, además de fijarnos en el Papa, e inclusive primero que mirar al Papa. Examinemos si somos fieles a los criterios del Evangelio en el discernimiento de cada pensamiento, de cada sentimiento y de cada una de nuestras acciones. Tanto como laicos, como religiosos, como sacerdotes y como obispos. Preguntémonos si nos hemos dejado penetrar, influir o manipular, por lo que agrada o desagrada a las corrientes ideológicas y a las autoridades de este mundo.

Es un deber de coherencia evangélica. No sea que exijamos a la cabeza visible de la Iglesia lo que los miembros de su cuerpo no somos capaces de exigirnos a nosotros mismos.

Propuestas

1. Queremos que el Papa no sea partidario o complaciente de las ideologías; entonces, cuidemos no serlo ninguno de nosotros, los miembros de la Iglesia. Esto debe ser en nuestras comunidades parroquiales, diocesanas y nacionales.

2. Queremos que el Papa no silencie y, aún más, que denuncie las injusticias que se cometan de un lado y del otro. Por tanto, cuidemos de que los laicos, religiosos, sacerdotes y obispos, no silenciemos, ni ignoremos, las injusticias que sufrimos. Esto ocurre en nuestras familias, en nuestras comunidades cristianas, en nuestros centros de trabajo o en el país.

3. Queremos que el Papa combine equilibradamente la tradición con la renovación de la Iglesia, sin llegar a los extremos ni abandonar ninguna de las dos. Entonces, comencemos por tratar de equilibrar tradición y renovación. Así, podemos lograrlo en nuestras comunidades, diócesis y países.

Presiento que algunas de las reacciones posibles, al leer estas reflexiones, serían:

– Lograr esos equilibrios es muy difícil. Para el Papa, y para todos los cristianos, también lo son.

– Cumplir nuestra misión profética, proclamando y defendiendo la verdad, y denunciando las injusticias, probablemente provoquen que perdamos ciertos “permisos”, “espacios” y “facilidades”. Estos son alcanzados a fuerza de callar. A otros cristianos ese profetismo les puede costar la persecución, la discriminación y la exclusión de lugares y servicios en la Iglesia y en el mundo. Al Papa también ese profetismo le costará críticas, difamaciones y ataques.

– Es que somos seres humanos y por tanto limitados, imperfectos, pecadores. Alcanzar la perfección y el equilibrio, la moderación. También el sano y sabio discernimiento requiere mucha virtud y en eso se va creciendo paso a paso. El Papa también es un ser humano, limitado. Además, tendrá que aprender, poco a poco, a ejercer el servicio de Sumo Pontífice de la Iglesia Universal.

Para alcanzar todo esto, tanto en los pastores como en nosotros los fieles laicos, es necesario poner rodilla en tierra, trabajar duro nuestra espiritualidad. Debemos estar siempre abiertos a la Gracia de Dios, que es nuestra única fortaleza.

Una oración por el Papa

Oremos por nuestro Santo Padre el Papa León XIV. Él ha querido tomar este nombre de algunos de sus predecesores como: León I, el Magno, Papa del año 440 al 461, de nuestra era. Este Papa se enfrentó a Atila y a la invasión de los bárbaros a la ciudad de Roma. Logró que Atila, llamado “El azote de Dios”, se detuviera a las puertas de la Ciudad Eterna y no la invadiera. Y a León XIII que se enfrentó, a finales del siglo XIX, al marxismo materialista, a los defectos del liberalismo en su versión inhumana. Además, enfrentó los desafíos de un cambio de época, inaugurando, con la “Rerum novarum” en 1891. Esto comenzó la serie de cartas encíclicas que hoy conforman la Doctrina Social de la Iglesia.

Hoy también vivimos en un cambio de época. Esto es a causa de la revolución digital, al impacto de las nuevas tecnologías de las comunicaciones y a los desafíos de la inteligencia artificial.

Oremos también por la Iglesia, pastores y fieles laicos. Rogamos para que no nos dejemos arrastrar por la mundanidad, las ideologías, ni por los populismos de nuestra época. Asimismo, deseamos que seamos fieles a Jesucristo y coherentes con la verdad, la libertad, la justicia y el amor de caridad.

Cuba y su Iglesia, todos, también lo necesitamos.