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Por Miyorly García

La Habana.- ¡Qué animal! La única palabra que está bien dicha es «cachorros», quien no tiene pizca de humanidad y en medio de este dolor prefiere defender un sistema cuyas deficiencias están más que expuestas aún sin hablar de este caso, no tiene neuronas ni corazón ni empatía ni nada que pueda distinguirla como ser humano del resto de los animales.

¿Hasta dónde van a preferir defender una mentira? Si desde el inicio hubiesen dado la carta, me callaba; si Damir fuera el único caso, me callaba; si los hijos y nietos de los dirigentes de este país no tuviesen privilegios cuando se enferman, me callaba.

Voy a pensar que esta mujer está atrofiada, que es el daño antropológico en su máxima expresión, para no pensar que es maldad o falta de vergüenza.

La única actitud digna que voy a celebrar de un médico cubano en las condiciones actuales de este país es cuando se llenen de valor y se atrevan a acompañar a los pacientes en la denuncia de un sistema que nos está matando.

Qué Dios la perdone y que cuide de nuestros hijos. Mis respetos a la madre de Damir, cada decisión que ella haya tomado buena, mala o regular es la de una madre que no dejó ni un momento de luchar por salvar a su hijo.

Si no tienen medicamentos, si no tienen como sostener la salud pública, renuncien. Tengan una pizca de dignidad, que nuestros hijos no tienen la culpa y no tienen por qué morir para sostener la soberbia de un grupo de bestias temerosas de ser juzgadas por un pasado y un presente ominoso.

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