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Por Oscar Durán
Guantánamo.- La “jugada” para la dictadura no puede estar más apretada, sin embargo, las cosas siguen como si nada, mientras el pueblo sigue sufriendo los embates de cuanta miseria existe a lo largo de la isla. Un botón de muestra es el tema de los medicamentos.
En Guantánamo, por ejemplo, la Empresa Comercializadora de Medicamentos (EMCOMED) ha dicho abiertamente que no tiene materias primas y mucho menos financiamiento en la industria. Tampoco hay medicamentos importados por problemas en la contratación con los proveedores, según ellos a causa del comodín de siempre: el bloqueo.
Hace unos días, Miguel Díaz-Canel se reunía en su Palacio con varios representantes del área de la Salud y nos daba la impresión de que “las cosas en el sector estaban mejorando”. Una total mentira, como siempre. No pueden salvarle la vida a un inocente como Damir y salen en cámara a hablar de avances y logros.
Menos mal que en la provincia más oriental de Cuba no tuvieron la desfachatez habitual de mentirle al pueblo y al menos admitieron el desastre actual de un sector tan importante como es el de la salud.
“La escasez de fármacos afecta principalmente el Programa Materno-Infantil y los medicamentos controlados, en este último, los grupos más perjudicados son los antihipertensivos, los de la diabetes mellitus, oftalmología, sistema respiratorio y antibióticos, entre otros, precisa una nota en el periódico Venceremos.
Ni morirse tranquilo uno puede en este país. Todo va de mal en peor. Llegas a un hospital por un dolor abdominal y el régimen no te asegura una atención primaria digna. Los mismos médicos -quienes dan la cara y a veces ponen en tela de juicio sus conocimientos por la escasez existente- son los primeros que aconsejan quedarse en la casa y curarte por tus propios medios.
No sé cómo hacen los viejitos cuando se enferman. Con una jubilación de 1 600 pesos, no pueden llevar una vida saludable, y si se enferman tienen altas probabilidades de morirse, como ha ocurrido con miles de ancianos.
Esta es la Cuba de los Castro, una dictadura que «en todo 2024 solo entregó dos veces almohadillas sanitarias a las mujeres y en este año aún no hay disponibilidad por parte de la industria para comenzar la entrega del demandado producto», dijo una especialista de EMCOMED en el territorio guantanamero.
Hasta el momento, lo único que puede “garantizar” el régimen es algodones para diabéticos, algo imposible de creer en un país donde hasta la vergüenza se perdió desde tiempos inmemorables.