Por Tania Tasé ()
Berlin.- En estos tiempos en que tanto se habla de división y unidad, en que tanto se ataca a gente que lo ha arriesgado todo por la libertad de Cuba, en que tantas personas de bien son a diario atacadas, «desenmascaradas «, en estos tiempos de «depuración » de las filas opositoras; yo quiero hablar de una utopía posible: trabajar en equipo contra la dictadura cubana.
Y digo que es posible, no en forma de sueño, digo que es posible porque ya he tenido la oportunidad de hacerlo. Y lo sigo haciendo.
Yo no siempre estuve consciente del significado y la importancia de estar en un equipo. Recién empecé a pensar en eso en serio cuando empecé a trabajar aquí en Berlin. Es prácticamente imposible que una firma (empresa), negocio, proyecto, funcione sin eso. En lo económico, en lo social, en la cultura, en lo político; cualquier idea que surja es imposible llevarla a cabo sin el respaldo de un equipo.
Muchas veces no es necesario pertenecer a organización alguna. La mayoría de las veces la filiación política u orientación ideológica no juega ningún papel. Sólo hay que saber cuál es el fin (meta) de un proyecto y hacer alianza con las personas que te acompañarán a lograrlo, porque lo comparten contigo.
Eso no siempre sucede en santa paz y armonía, muchas veces hay contradicciones que parecen insolubles. Sólo discutiendo con respeto, dialogando, olvidando las hipersensibilidades propias y sobre todo, teniendo siempre el objetivo común ante los ojos, se logra lo que parecía imposible.
Yo quiero tomarme hoy un minuto para agradecer a todas las personas, organizaciones, proyectos y aventuras que me han permitido ser parte del sueño común y de esta utopía rabiosa, íntima y pública que se llama libertad.
A veces ha sido un preso o presa política. A veces ha sido un familiar de ellos. A veces ha sido mi familia, o activistas, o periodistas independientes. A veces han sido amigos y amigas. En ocasiones ha sido un amor.
A todos gracias por permitirne haber hecho equipo con ellos. No hay mejor manera de mantener el ego a raya para que sea cómplice y no estorbo, que sentirse tuerquita de un engranaje y soldado de filas de un sueño hermoso.
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