Por Aliocha Pérez Vargas
(Notas al programa de Gotas de agua sobre piedras calientes, Teatro Rumbo)
Pinar del Río.- Escrita por Rainer Werner Fassbinder, con tan solo diecinueve años, Gotas de agua sobre piedras calientes puede ser considerado un texto que, a modo de búsqueda y ejercicio de estilo, anticipa temas y procedimientos escriturales que el dramaturgo y cineasta alemán logrará desarrollar en su madurez. El gusto por las relaciones destructivas, las mentes torturadas, el erotismo en sus múltiples formas y el individualismo feroz, son obsesiones que aquí logran aparecer como provocaciones, si bien no del todo ajustadas, provechosas en su planteo para sacudir prejuicios y animar a la reflexión.
La particular historia de dos hombres y dos mujeres en la multiplicidad de combinaciones posibles, constituye en Gotas… una ecuación cuyo resultado anuncia que en lo cotidiano también puede habitar lo monstruoso. El desencanto de la convivencia cuando se basa en vínculos excesivamente voraces y egoístas, condiciona el nexo que une a estos personajes. Abocados a la búsqueda de la felicidad desde lo que cada cual entiende como tal, no tardan en reproducir conductas dominantes y manipuladoras, en un juego cínico que actuará como bomba de tiempo.
Sometida a un proceso de reescritura por parte de Irán Capote —quien también asume la dirección de la puesta en escena— esta propuesta busca perfeccionar el trazo dejado por Fassbinder en el original. Para ello, Capote juega con el orden de la fábula al tiempo que acentúa con nuevos diálogos el desasosiego y la disfuncionalidad de estos seres, en una maniobra estilística que también los coloca no ya en la Alemania del «boom» económico, sino en la Cuba reordenada del presente, con sus secuelas sociales y psicológicas.
Desde un confortable apartamento el concepto de felicidad nunca ha sido tal relativo. A esa idea se unen otras gradaciones que, desde el argumento que también sedujera a François Ozon y que lo llevaría a filmar la versión cinematográfica de esta obra, hoy confirman su actualidad, en tanto adquieren nuevos significados desde la mirada de un director que insiste en la provocación como gesto.
Estrenada en Cuba por Carlos Díaz y Teatro El Público en 2012, Gotas de agua sobre piedras calientes vuelve a emplazar las gradas de una ciudad tan poco dada a la irreverencia. Por encima de presiones de todo tipo, Teatro Rumbo vuelve a quebrantar lo estanco y Fassbinder, con su sed y sus agonías, hoy vive y respira entre nosotros.
Post Views: 98