Por Joel Fonte ()
La Habana.- Seguir el hilo conductor de la dictadura chavista es repasar -no en teoría, sino vivenciando los hechos por sobre la distancia geográfica- la génesis y desarrollo de la propia dictadura cubana.
Es impensable -se refería recientemente a ello la líder opositora Maria Corina Machado- el surgimiento del Chavismo como movimiento político en el país suraméricano sin la guía y asesoramiento personal de Fidel Castro a su pupilo Hugo Chávez.
Con su pérfida astucia política, con su capacidad para manipular al golpista excarcelado, Castro no solo se procuró un salvavidas económico para prolongar su fallido régimen, sino que gradualmente fue galvanizando la región y consolidando espacios como el Foro de Sao Paolo, elevando con su influencia sobre líderes de izquierda, guerrilleros y toda clase de elementos de subversión que en algún momento recibieron adoctrinamiento en La Habana, el artificial liderazgo de Chávez.
Ese fue el inicio.
En 25 años, Venezuela transitó entonces, primero de la mano de Chávez, y luego arrastrada por Maduro, por un proyecto socialista que no alcanzó nunca ser establecido constitucionalmente, luego continuó su degradación hacia una «neo-dictadura», pues manteniendo en lo esencial la estructura política de una república democrática, cada vez el chavismo fue anulando, una tras otra, las libertades, y haciendo estériles esas instituciones del Estado, y finalmente ha llegado a un presente en el que no existe más poder en el país que los gritos de asno salvaje del dictador Maduro.
Robarse las elecciones recientes no fue más que otra acción de desprecio a la voluntad de la mayoría de los venezolanos.
Los golpes a palos de turbas de militares y paramilitares de Raul Castro contra miles de cubanos que protestaban pacíficamente el 11 de julio de 2021 en Cuba, son los mismos que golpearon a miles de venezolanos y asesinaron a más de 25, por reclamar.