Ministro niega un cero de combustible en Cuba pero no dice para quiénes

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Por Jorge Sotero
La Habana.- El ministro cubano de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, comentó hace unas horas que el país nunca llegará a cero de combustibles, en una declaración tan tonta como increíble, porque es claro que siempre habrá, solo que la inmensa mayoría no dispondrá de él.
Dijo el ministro que el país garantizará los servicios vitales, y destinará un por ciento «ajustado» para venderle a la población. Se refiere al combustible para los vehículos, que se ha vuelto tan difícil de conseguir en Cuba como los alimentos, entre ellos el arroz, que se dispara cada vez a límites más inimaginables.
Sin embargo, es mentira que el gobierno garantice los servicios vitales, porque cuando sales de los límites de la capital, los apagones se multiplican, no hay gasolina o petróleo ni para las ambulancias, y el transporte público brilla por su ausencia. Los ómnibus apenas se ven, incluso en La Habana, y en las capitales provinciales y municipios lo más normal es ver transportes de tracción animal.
Tampoco hay combustible para la cocción de alimentos en la inmensa mayoría de las ciudades y pueblos del país. En La Habana y Santiago de Cuba hay gas de la calle en algunos sitios, y en otros de balita, lo mismo que en algunas capitales provinciales, pero en muchas cabeceras municipales y pueblos no se vende gas, y encima no hay luzbrillante ni petróleo, y las familias no tienen más opción que apelar a la leña y, en el mejor de los casos, al carbón, más caro que nunca.
Tampoco hay petróleo para las termoeléctricas, en tanto el gobierno se inventa incendios, roturas y reparaciones para justificar los apagones, que, como siempre, afectan a los más desvalidos, porque en las zonas hoteleras y residenciales jamás se va la electricidad. Se puede ir en un hospital, pero no en un hotel. Así andan las cosas en Cuba.
El ministro dijo que ya había comenzado la venta de bombonas de gas por Santiago de Cuba. Lo dijo como si el expendio se fuera a extender luego a todo el país. Y todos sabemos que no es así: la venta del referido combustible es casi un privilegio en Cuba, y en el mercado negro cuesta más una bala de gas que lo que gana un médico en un mes. Solo para poner una referencia.
Eso sí, para que los dirigentes, o sus choferes, den vueltas por los pueblos, para que vayan a las playas, para que lleven de paseo a sus familias o a sus amantes los fines de semana no escasea el combustible. No se pueden mover la ambulancias para recoger enfermos o heridos, pero sí los autos del secretario de turno del Partido, del Intendente o el Gobernador.
También dijo que había llegado al puerto de Matanzas un barco con petróleo, aunque aclaró que «este arribo no significa un aumento en las cifras de distribución, pues continuarán reducidas en tanto perdure la contingencia energética».
La nota es del diario Granma, un medio para el cual la situación en Cuba es perfecta, porque no hace referencia ni contextualiza con nada. Solo las palabras del ministro, al que no le debe faltar la gasolina, los alimentos, ni los medios para mover a su familia, si alguno de sus miembros tiene un problema de salud. Y tampoco debe sufrir los apagones ni trabajar en oficinas sin aire acondicionado.
El ministro La O Levy está ahí para aguantar el palo, para poner la cara, para justificar a la dictadura, y no resolverá ningún problema, ni ayudará con su gestión a que la vida de los cubanos sea más llevadera, sobre todo porque no tiene poder de gestión ni de negociación allende las costas de Cuba. Esas labores las realizan otros, como el octogenario Ricardo Cabrisas, el titular de Economía, Alejandro Gil, o alguno de esos hombres de entera confianza de los Castro, que son los que verdaderamente administran la isla.

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