La Habana.- El sueño cumple un año. Han pasado 12 meses desde el día en que salimos a escena, desde aquella mañana en que le dimos vida a un proyecto largamente acariciado, a un anhelo de un grupo de locos que pensamos siempre que todo era posible.
¡Un año ya! Parece que fue ayer cuando nos poníamos metas: “Vamos a hacerlo para el 1 de enero”, o “Si no fue el primero de enero, tiene que ser en la primera mitad”, pero finalmente, todo quedó pactado para el 28, un día memorable para los cubanos, porque ese día nació el más grande de todos nosotros.
El principio fue duro. Comenzamos con el andar dudoso de los niños que dan los primeros pasos, con miedo a caerse o a golpearse, pero a medida que pasaron los días, las semanas y los meses, fuimos a más. Cuando a alguno de este equipo, que no pasa de 10 personas, le faltaban las fuerzas, siempre aparecía alguien para auxiliarlo. Lo mismo desde Texas que desde Miami, Santo Domingo, Santiago, Moscú, La Habana o el Distrito Federal. Siempre hubo alguien para levantar el estandarte y hoy El Vigía de Cuba vive.
Ya sabemos que no nos va a parar nadie. No somos aún lo que queremos, pero poco a poco nos vamos abriendo un espacio. Las lecturas y las visitas crecen por semanas. Los colaboradores nos aúpan, los amigos nos dan ánimo cada vez, y a eso no se puede responder menos que con trabajo, siempre con trabajo y seriedad.
El Vigía de Cuba ya no es nuestro. Ahora es de ustedes, los lectores, esos que vienen cada día y leen, aunque sea una noticia, un artículo, la crónica de ocasión.
Todos tienen las puertas abiertas acá. Todo el que quiera escribir tendrá su espacio, porque la idea es hacerlo un periódico para los cubanos, para los de dentro y los de afuera, con una única condición: darle un golpe a la dictadura y regalarnos un día una patria libre.