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Por Víctor Ovidio Artiles ()

Caibarién.- Acabo de escribirle a un amigo que vive en Alemania, rogándole se dé un brinquito a Austria (que está ahí mismo) y me compre unos zapatos de esos que tienen sensores y son tan útiles.

En mi casa han fallecido las dos lámparas recargables. El doctor concluye que la muerte estuvo dada por la vida desenfrenada que llevaban en los últimos tiempos.

La gozadera era diaria y por muchas horas, descansaban muy poco y casi no recargaban energía.

El único método de alumbrarse dentro de casa son los teléfonos y ya presentan síntomas similares a los de las lámparas. Para mí, eso es algún tipo de virus o algo así.

Con esos zapatos seguiríamos ciegos todas las noches pero nos evitaríamos choques contra las paredes y caminatas sobre los cuerpos de los acostados en la cocina. Ya le mandé las plantillas de todos. ¡Genial!

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