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“Yo solo quería ser arquero. Pero la vida me eligió para algo más grande”

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Por Jackson Follmann ()

Soy Jackson Ragnar Follmann, nací el 14 de marzo de 1992 en Alecrim, Brasil. Como muchos niños de mi país, soñaba con el fútbol. Empecé como arquero en las categorías juveniles del Grêmio, donde aprendí a volar bajo los tres palos y a soñar en grande.

Luego pasé por Juventude, URT, y otros clubes más pequeños. No fue fácil. A veces no cobraba, a veces no jugaba. Pero nunca dejé de luchar. Hasta que llegó la oportunidad que cambió todo: Chapecoense.

En 2016, me ficharon como arquero suplente. No me importaba el rol, lo importante era estar ahí, formando parte de un equipo que estaba escribiendo una historia hermosa. Íbamos en ascenso, humildes pero valientes. Contra todo pronóstico, llegamos a la final de la Copa Sudamericana. El partido más importante de nuestras vidas.

Viajamos a Medellín llenos de esperanza. Íbamos a enfrentarnos al Atlético Nacional. Todo era alegría.

Pero ese vuelo… nunca llegó

El 28 de noviembre de 2016, el avión que nos llevaba se quedó sin combustible. Se estrelló a pocos kilómetros del destino. Murieron 71 personas. Solo seis sobrevivimos. Yo fui uno de ellos… pero para vivir, los médicos tuvieron que amputarme la pierna derecha.

Recuerdo el dolor, el miedo, la oscuridad. Recuerdo despertar y saber que ya no tenía mi pierna… y que ya no tenía a mis compañeros. Me sentí solo. Me sentí culpable. ¿Por qué yo? ¿Por qué no ellos?

Perdí mi carrera. Perdí a mis amigos. Pero no perdí la vida. Y decidí honrarla.

Hoy camino con una prótesis. Dejé el fútbol profesional, pero encontré una nueva pasión en la música. Canto. Doy charlas motivacionales. Hablo del dolor, pero también de la esperanza.

No soy más el arquero del Chapecoense. Ahora soy Jackson Follmann, el sobreviviente que no se rinde. Y cada día que respiro, lo hago por mí… y por los que ya no están.

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