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Por Arturo Mesa ()
De la serie…(Los Atlantianos)
Atlanta.- Como mi sueño siempre fue tener un barcito cerca de casa en donde tomarme una cervecita cuando estuviera aburrido, me fui hace unos minutos al bar de la esquina, enclave muy reconocido en Atlanta y muy agradable, además. Se llama Manuel’s Tavern y creo que lleva como 80 años en el mercado.
De la clientela puedo decir que yo creo que vengo siendo uno de los más jóvenes.
Cuando llego, la mujer me pregunta si me abre una cuenta o me cobra ya, algo muy típico aquí, y le digo que la deje abierta porque hoy estoy pa cerveza y pa terminar mi novela de Phillip Roth.
Agarro mi vaso de Sweet Water 420 y me siento afuera en el parqueo a leer. Allí hay varias mesas y siempre está lleno. La del bar me ha visto varias veces y le he dejado mis propinitas, así que imagino que en cualquier momento salga al parqueo a traerme otra Sweet Water como buen cliente que me creo.
Dos capítulos después, mi vaso está vacío y la mujer no sale. Necesito otra Sweet Water y entro a pedirla y es cuando me pregunta si todavía me deja la cuenta abierta. Recuerdo que tengo una llamada que hacer con un amigo a las 8.00 y le digo que la cierre.
Mi cuenta es de 13.50 y como yo sé lo que es vivir de propinas, tanto en Cuba como en mi restaurante de Atlanta, decido redondear mi cuenta a 18 por lo que le dejo 4.50 que es más que el 20% que más o menos se maneja por estos lares. Recojo mi segunda cerveza y regreso a mi asiento afuera.
Dos capítulos más allá vuelvo a esperar a que la mujer, dada mi generosidad, salga a ver si necesito una tercera y nada. Yo no me la iba a tomar de todas formas pero uno siempre quiere comprobar y caerle bien a la bartender.
Entonces es cuando llega mi triste revelación: me fijo que hay una cuenta a mi lado que ella aún no ha recogido y la miro con el objetivo de comprobar que uno es ya es un monstruo en eso de las propinas. Es entonces cuando me fijo en la propina del tipo anterior y me doy cuenta que algo me dice que van a pasar años para que allí me atiendan como un cliente VIP.