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Por Sergio Barbán Cardero ()
Miami.- La mediocridad, cuando no alcanza la altura del mérito propio, recurre al fango de la calumnia para intentar escalar el pedestal donde otros han llegado por mérito y talento.
Así actúan los que no tienen obra, ni ética, ni verdad; atacan a quienes sí brillan, con la esperanza de robarles un poco de esa luz que jamás lograrán generar por sí mismos.
Ese es el caso de quien se hace llamar «El Necio», un seudoperiodista cuyo nombre artístico parece más bien una confesión involuntaria. Su conducta no solo delata una profunda bajeza, sino que revela también una dolorosa frustración; la de saberse incapaz de construir algo valioso y optar, en cambio, por destruir con palabras lo que otros han creado con años de esfuerzo, pasión y honestidad.
Pero hay algo que este tipo de personajes nunca entenderá: la mentira lanzada contra un hombre íntegro no lo mancha, lo enaltece. Porque cuando la vileza ataca a la virtud, no hace más que revelar su miseria. Y mientras él arrastra su cadena de odio y frustración, Ian Padrón sigue firme en su camino, con el respeto y el cariño de quienes conocemos su obra, su ética y su compromiso.
Ian, no permitas que la baba del resentido te distraiga. Que el ruido del pantano nunca opaque el canto de los que avanzan hacia la luz. Duro con los rayaditos. ¡Hasta la vista, compay!
NOTA: Este personaje que se hace llamar El Necio, no me deja comentar en su cuenta, me ha bloqueado.