Por Arturo Mesa (…de la serie (Los Atlantianos)
Atlanta.- Salgo del trabajo algo temprano y me invito a tomarme una cerveza por el Belt Line (me lo merezco). La vía está repleta y me cuesta trabajo encontrar un lugar con espacio. Finalmente llego a un restaurant informal con varias mesas afuera y entro al salón.
Adentro todas las mesas estaban ocupadas, pero yo venía con otra idea: la barra.
Esto de sentarse en la barra lo vengo a entender ahora, luego de un año viendo cómo en mi restaurant la gente lo mismo se sienta en una mesa que en la barra; les gusta interactuar con el bartender (al parecer entrenado para eso) y con quien esté sentado al lado.
La del bar es joven, conversadora y muy diestra con las bebidas. Yo la clasificaría como de Europa del Este por el tamaño y el color de los ojos.
Hay una muchacha cerca de mí que habla con ella desinteresadamente. Me mira cuando me siento y me sonríe amigablemente, luego busca la mirada de la del bar y sonríe también como diciendo «este o lo botaron o dieron pase hoy en el asilo».
Yo voy por una cerveza, quizás algo más tarde me tome un bourbon o un whisky, aun no lo sé, pero no suelo ser mucho más creativo que eso. La muchacha me trae un menú y un posavasos. Al instante le pido una IPA Scofflaw, y me pongo a leer las opciones de bebidas a ver si encuentro algo fuerte de mi agrado.
Leo que tienen una gran selección de cocteles, entre los cuales está el mojito. En realidad, a mí los cocteles nunca me han gustado, ni siquiera el mojito y me gusta mucho menos si tiene menta en vez de hierba buena, que es lo que sucede afuera de Cuba y por tanto supongo que era lo que le iban a echar.
Entonces me fijo que decía Mojito de Fresa (pal carajo) y es entonces cuando le pregunto a la joven: dígame, ¿este mojito es receta de ustedes?
Para nada, dice ella.
¿Y de dónde es el mojito? -pregunto yo. La joven de al lado me mira y la mira como diciendo: “qué forma más jodía tiene el temba este de establecer una conversación.
La muchacha al final me responde: “creo que es de Cuba”, y tras la respuesta ambas sonríen complacidas.
Mi compañera de asiento se da un trago de un coctel con un horrible color azul que tiene una horrible sombrilla arriba y algo verde que parece una aceituna. ¿Y en Cuba existen fresas? Vuelve a preguntar el temba.
-Claro, me responde la del bar, ¿le preparo uno?
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