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UN FIDEL QUE VIBRA EN PERIÓDICOS VIEJOS

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Carlos Cabrera Pérez


Majadahonda.- La orfandad de ideas del tardocastrismo y el fracaso en los Juegos Olímpicos de París convirtieron el 98 natalicio de Fidel Castro Ruz en una sucesión de periódicos viejos y ceremonias de brujería sociocultural que confirmaron la decadencia de la dictadura más vieja de Occidente.

El fallecido comandante en jefe es el pasado y aunque la mayoría de los cubanos padece el fruto de sus delirios, ya no les dice nada porque la falta de libertades, de comida, luz y agua potable y la inflación desbocada obligan a los empobrecidos a sobremorir diariamente, sin espacios ni tiempo para la nostalgia, por muy épica que la pinten los almibadores de papalotes.

En el plano conceptual, la obligación de un gobierno es hablar del presente y el futuro, pero ese viejo gobierno de difuntos y flores sigue anclado en el pasado; creído que manipulando la figura de Fidel van aliviar la penuria y la derrota en los Juegos Olímpicos, donde la terca realidad derrotó la simplonería del INDER.

Los actuales desgobernantes de Cuba carecen de ideas propias y convierten cada acto, por simple que sea, en una evocación insensata de Fidel, que ya bastante tiene con su pesado legado como para estar asumiendo las responsabilidades de la recua de mediocres que Raúl Castro aupó al poder; tras acobardarse ante el embullo Obama y la contraofensiva del convaleciente en jefe.

Fidel se retiró por enfermedad en 2006 y murió diez años después, pero los jóvenes del cayo siguen actuando como si estuviera vivo, porque es la manera de ahuyentar su cobardía política e indecisión perenne. Cuba debe ser el país con más diagnóstico por habitante sobre la crisis que la sacude, pero ni así, encuentran la manera de generar libertad, riqueza y bienestar.

La pluralidad hizo la revolución, el fidelismo la jodió y la incapacidad militante la sepultó entre presos políticos, exiliados e inxiliados, dólares solidarios y drogas para soportar la barbarie de la casta verde oliva y enguayaberada.

Nada es más criminal y corrupto que una tiranía sexagenaria, nada es más cobarde que encarcelar al discrepante y lapidar a quien no entra por el estrecho aro de la imbecilidad y nada es más anticubano que fusilar la libertad, en nombre del padre fundador de una ilusión colectiva que convirtió, a los ricos paganinis de la gesta, en traidores, a los pobres en rehenes y a todos en sospechosos.

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