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Un aristócrata entre fósiles y aviones

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(Tomados de Datos Históricos)

El barón Franz Nopcsa von Felső-Szilvás (1877-1933) fue uno de esos personajes que parecen salidos de una novela de aventuras. Nacido en Transilvania, fue paleontólogo, explorador, espía y soñador de proyectos imposibles.

Sus estudios sobre fósiles en los Cárpatos sentaron bases para la paleontología moderna, y sus viajes por los Balcanes lo convirtieron en uno de los grandes conocedores de la región a principios del siglo XX.

Pero también tuvo un costado temerario. Tras la Primera Guerra Mundial, Hungría se sumió en el caos y nació la efímera República Soviética de Hungría en 1919.

El barón, enredado en política y perseguido por el nuevo régimen, decidió que no iba a entregarse fácilmente. Entonces protagonizó un hecho insólito: tomó el control de un avión y obligó al piloto a volar para escapar de la persecución.

Se trató de un acto desesperado, pero también histórico. A Nopcsa se le atribuye así el primer secuestro de un avión de la historia, mucho antes de que esa palabra se convirtiera en sinónimo de terrorismo en el siglo XX. Para él no fue un crimen, sino un recurso para sobrevivir en tiempos de convulsión.

La vida del barón fue un torbellino de ciencia, política y excentricidad. Intentó incluso proclamarse rey de Albania, otra muestra de su ambición desmedida y de su carácter fuera de lo común.

Murió en 1933, en circunstancias trágicas, pero dejó tras de sí un legado de descubrimientos, controversias y relatos tan sorprendentes que parecen ficción.

Franz Nopcsa fue, en pocas palabras, un aristócrata entre fósiles y aviones, un hombre que vivió siempre al borde entre la ciencia, la aventura y la historia.

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