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Trump no es el ombligo del mundo

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LPor uis Alberto Ramírez ()

Miami.- Hay gente que, con tal de hablar mal de Trump, termina diciendo cualquier cosa, como si concentrar en un solo hombre todos los males del planeta fuese una especie de catarsis colectiva. Y eso, más que política, es un fenómeno digno de análisis social. Porque parece que para muchos Trump es el eje de la desgracia mundial, el culpable universal, el villano perfecto para explicar lo que no entienden o no quieren enfrentar.

Es casi absurdo: como si criticar a una sola persona pudiera arreglar los problemas del mundo. Como si Trump fuera una vianda tan pesada que la humanidad entera se atragantara con ella. O como si las manchas del sol fueran más importantes que su luz: se olvidan de observar el conjunto, de analizar causas reales, de asumir responsabilidades, y se conforman con señalar la mancha porque es más fácil que comprender la complejidad.

Al final, convertir a un individuo en chivo expiatorio no resuelve nada. Solo distrae, divide y simplifica lo que es profundamente complejo. Y en esa obsesión por demonizar, muchos dejan de ver lo esencial: que los problemas del mundo no caben en el nombre de una sola persona. Es como escribir la desgracia del arrozal en un solo grano de arroz.

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