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Por Yoyo Malagón ()
Madrid.- Oiga, me lo va a tener que explicar con manzanitas, porque esto ya no es una mala racha, es una maldición bíblica. Se va uno y se rompe el otro. Como si en Valdebebas hubieran puesto una alfombra encantada que, en vez de dar la bienvenida, parte en dos a los laterales derechos.
Que si lo de Trent Alexander-Arnold no es para echarse a llorar con el moco colgando. Llegó con la etiqueta de «joya de Liverpool», con unos centros que doblaban esquinas, y aquí, entre algodones y sustos, no ha hecho más que oír crecer el césped desde la grada.
Ahora, pum: rotura en el recto anterior. Dos meses, dicen. O sea, hasta febrero. Adiós Supercopa, adiós City de Champions, adiós 2025. Un fichaje estrella convertido en paciente estrella. Pa’ llorar, oiga.
Y claro, el drama tiene reparto. Porque el plan maestro era que Dani Carvajal, nuestro sargento de hierro, volviera justo a tiempo de la artroscopia para taponar el agujero. Pues no. Va por la quinta semana de diez, y en Valdebebas ya han hecho las cuentas con lápiz fino: a ver si llega al 200% para la Supercopa, que es como pedirle a un coche recién salido del taller que gane un rally.
Entre tanto, diciembre se presenta más despejado por la banda derecha que la conciencia de un niño después de rezar. Cero laterales de oficio. Cero.
Así que a Xabi Alonso le ha caído el marrón de tener que inventar. ¿Las opciones? Un Asensio reconvertido, que el otro día contra el Athletic hizo lo que pudo, que es como poner a un poeta a hacer de albañil: puede que hasta lo haga con gracia, pero el muro se le cae.
Y la otra, Fede Valverde. Sí, el uruguayo, el motor del medio, el pulmón. Ponerlo de lateral es como usar un Ferrari para repartir pizzas: una barbaridad, un desperdicio de lujo, pero si no hay moto, toca. Con la esperanza de que su potencia y entrega tapen el hueco del oficio perdido.
La única lucecita en este túnel de resonancias magnéticas es Valverde. Porque después del susto, lo del tobillo es un simple esguince. Nada grave. Duda para el domingo, pero contra el Manchester City en Champions, ahí estará. Eso sí, probablemente jugando donde no es, corriendo como un poseso para cubrir la diagonal maldita que ahora mismo es la pesadilla de Xabi.
Porque con Trent roto y Carvajal en el dique seco, la banda derecha del Madrid no es una posición, es una zona de obras. Y el cartel no dice «Próxima apertura», dice «Cerrado por lesión. Vuelva en febrero».
A ver qué arte tiene el técnico para que este equipo, que quiere ganarlo todo, no se le desarme por un flanco mientras espera que los titulares dejen la enfermería. Porque de momento, en esa habitación, tienen más plantilla que en el banquillo.