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TRANQUILOS, QUE HABRÁ DUELO

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Por Jorge Sotero ()

La Habana.- Dos amigos me escriben preocupados porque el gobierno cubano no ha decretado aún duelo oficial por la muerte del Papa Francisco, un jefe de Estado en ejercicio de sus funciones y líder espiritual de los católicos del mundo.

Uno de ellos me dijo que no entendía los motivos por los cuales el gobierno no se había pronunciando, cuando a principios de mes decretó dos días de dolor por el fallecimiento del «expresidente de la República Democrática Popular Lao y destacado revolucionario, Khamtay Siphandone».

Siphandone, quien falleció a los 102 años de edad, y mucho después de haber dejado de ser jefe de Estado, sirvió al castrismo para ‘tapar una jugada’, porque se le filtró que iban a apagar a casi todo el país por déficit de combustible.
Empresas del gobierno alertaron a sus trabajadores de que habría apagón por 72 horas y cuando la cúpula vio cómo se estaba poniendo todo, echaron mano de Siphandone, ahí mismo lo convirtieron en una revolucionario y el disque mandatario impuso dos días de duelo. Vaya, nada de calles ni de protestas… por si acaso.
Según los medios del gobierno, «la medida decretada la víspera por el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel», algo así como que el Hombre de la Limonada lo decidió el día antes y solo a la mañana siguiente se lo hicieron saber a la población.

Francisco era un amigo

Por lo de Francisco tienen tiempo. Aún faltan días para el sepelio del Sumo Pontífice y como la alta dirigencia del castrismo cree que los cubanos somos tontos y que no nos damos cuenta de sus juegos, no es de extrañar que reserven el duelo oficial para después de las exequias.

Francisco era cercano a los Castro. Vino a Cuba, se reunió con la clase gobernante, acudió incluso a la casa de Fidel Castro y dialogó con el ya fallecido tirano, y hasta recibió en la Santa Sede a La Machi y al esposo y permitió que disertaran allí sobre la democracia en Cuba.

Cuando Díaz-Canel le presentó su séquito a Jorge Mario Bergoglio, le dijo que el entonces jefe de su escolta y ahora novio -o ex- de Ana de Armas, además de hijastro, era una especie de oposición dentro de la familia. El papa se perdió una oportunidad única, porque debió haberle preguntado si era el único lugar con oposición bienvenida en Cuba.

En fin, lo del duelo por la muerte del expresidente Lao fue una burla, una de esas jugadas de engaño de la dictadura, que aún sigue creyendo que el cubano común se lo cree todo, porque lo dicen ellos. Y luego, capaz que hasta hayan brindado por el éxito de la operación y hasta hayan condecorado al de la ‘genial idea’.

Eso sí, veremos qué hacen con lo del papa. Yo creo que decretarán duelo oficial. A fin de cuentas, eran buenos amigos.

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