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Tortura y sufrimiento contra esperanzas

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Por Jorge Menéndez ()

Cabrils.- La tortura es el acto deliberado de causar dolor y sufrimiento. Puede tener múltiples motivaciones: reeducación política, adoctrinamiento religioso, manipulación al servicio de intereses oscuros. El torturador, muchas veces, es indiferente al sufrimiento de su víctima.

Este es el resumen del concepto de tortura.

Y hoy, el gobierno cubano es un torturador deliberado de su propio pueblo.

Mientras el mundo entero habla del pueblo palestino, las calles de Cuba se parecen cada vez más a las de Gaza. En Cuba no caen bombas de metal, pero sí bombas de miseria, de hambre, de oscuridad y de enfermedad. Y todos miran hacia otro lado.

Los turistas ya no vienen, o los pocos que vienen solo miran hacia la playa. A Cuba no llega ninguna flotilla, de ningún tipo. Europa, cómplice del torturador, guarda silencio. Ni un comunicado, ni una medida, ni un gesto de apoyo o solidaridad hacia nuestro pueblo.

¿Dónde está esa Europa que presume de derechos humanos, del Premio Sájarov, de su lucha por la libertad? Ante el torturador, callan.

Otros cómplices

Latinoamérica, salvo contadas excepciones, también es cómplice. ¿Para qué sirven la CELAC, la Unión Latinoamericana, los discursos vacíos?

Diputados europeos viajan cada semana a Bruselas en primera clase, hospedados en hoteles de cinco estrellas, pidiendo armas para guerras ajenas. ¿Era este el proyecto europeo?

Solo Estados Unidos se atreve a señalar los abusos que se cometen en Cuba, y todos lo critican, exigiéndole que levante el embargo. ¿Y quién le exige algo al torturador cubano?

Lo que ocurre en Cuba no puede seguir siendo ignorado. Hay que darle visibilidad mundial.

Desde Miami, organicemos una flotilla numerosa. Gritemos por nuestros hermanos. Desde dentro, paralicen el país. Que nadie vaya a trabajar. Cuando les quiten la luz, vayan a los hoteles de lujo y háganse escuchar. Vayan a las sedes del Partido y pónganlas en jaque.

Hagamos lo que hace Zelenski: visibilicemos la situación cubana, internacionalicemos nuestro conflicto, involucremos a otros gobiernos. Que se pronuncien.

Estamos al borde del abismo. Solo falta el empujón.

Basta ya de tortura y abusos. No escuchen más las idioteces de los dirigentes políticos. Todo son promesas vacías.

Ha llegado la hora. Y si no la usamos, estaremos firmando nuestra propia muerte.

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