Enter your email address below and subscribe to our newsletter

¡TIENE SENTIDO!

Comparte esta noticia
Por Freddy Núñez Estenoz
Camagúey.- 11:09 pm…, acabo de llegar a casa, ha terminado un ensayo de DESTINO KUBA… Legamos a las 6 pm al teatro para ensayar, no ensayamos por el día porque no hay electricidad y normalmente la ponen después de las 7pm, pero hoy llegó pasada las 9pm.
Mientras llega la electricidad utilizamos una pequeña planta que nos facilita el Consejo Provincial de las Artes Escénicas, pero hoy no funcionó. Lo intentamos pero no funcionó y los días que funciona la utilizamos solo a intervalos porque el humo de la combustión nos asfixia. Hoy ensayamos a oscuras, con la luz del móvil y una lámpara recargable… ensayamos con calor insoportable.
En esta obra utilizamos vestuario de invierno, grandes abrigos de piel y fieltro… miraba el rostro de los actores y sentía pena de verlos allí, en la oscuridad, ahogados por el calor, intentado habitar sus personajes en semejante situación. Me sentía culpable, sé que en gran medida ellos están allí por respeto a mí.
Llevo días pensando en detener el proceso. Llevo días pensando quedarme en casa y hacer que ellos (los actores, técnicos y personal de apoyo a la creación) también se queden en casa, o utilicen su tiempo para ocuparse de sobrevivir a esta penosa situación de amanecer sin electricidad, de pasar todo un día sin electricidad. Mis padres, viejos de más de 70 años, viven en un municipio y llevan días sin lograr dormir. Es imposible conciliar el sueño entre apagón, mosquitos y calor.
Puede ser una imagen de maleta y texto que dice "TEATRO DEL VIENTO DESTINO KNBM TEXTO Y PUESTA EN ESCENA FREDDYS NUÑES ESTENOZ"Muchas personas pasan todo el día frente a un cajero para sacar dinero, ancianos tirados en las calles esperando todo un día para sacar su chequera. Ayer una vecina, que es maestra, llorando, literalmente llorando, le pedía a un panadero que le diera dos panes fiados para preparar el desayuno de sus hijos, pues no tenía ni un peso para comprar,. Llevaba cuatro días intentando extraer dinero de un cajero y no lo había conseguido.
Con toda esta carga uno llega al teatro, el teatro que no es en nada diferente a la vida y escuchas las historias de tus compañeros, el que no tiene gas licuado ni electricidad y no ha podido cocinar y viene a ensayos sin comer nada, la actriz que está enferma pero que no va al hospital porque no hay medicamentos, necesita realizarse un examen y tampoco hay las condiciones, el técnico de sonido que tiene a su cargo una hija adolescente, y en su bicicleta hace mensajería de entregas a domicilio y también es ayudante de un soldador… y está al volverse loco.
No hay electricidad, no hay rejas para soldar, no hay electricidad, no hay cobertura, ni conexión por lo que hay pocas entregas a domicilio y el dinero no le alcanza para comprar los alimentos de su hija, y mientras vas para el teatro a trabajar te cruzas en la calle con un amigo, biólogo, brillante genetista que lleva en sus manos dos chores que intenta vender para utilizar ese dinero para pagar la maleta de su pareja que abandona Cuba. Lo ves y casi te echas a llorar y lo tomas del brazo y le regalas tu maleta de viaje y lo abrazas y él llora sobre tu pecho.
Y vas al policlínico porque eres hipertenso y en ese momento llega un niño de dos años con fiebre alta, pero no hay termómetro en el policlínico y el médico de guardia sale disparado de su consulta, toca la puerta de un vecino y regresa con un termómetro, le toma la temperatura al niño, 39.8. La madre agradece el esfuerzo… él se lleva las manos a la cabeza y dice «C-jone, que cansao estoy». Y puede que alguien se entere de la hazaña de este médico y entonces digan que él es un profesional, ‘decidido, digno y valeroso’ y le entreguen un diploma que probablemente cueste más caro que el termómetro que él necesita para cumplir dignamente con su trabajo. Y así, en ese orden la lista de dolores y absurdos sería infinita, todo está deshecho, roto, maltrecho, enfermo, podrido.
Nada está bien para el ciudadano común, nada funciona para el ciudadano común. Cada nueva ley o decreto nos hace la vida más difícil. Es como si se ejecutará un plan macabro, previsto para aniquilar nuestras opciones de futuro. No puede ser que no vean tanta incoherencia, no puede ser que en los noticieros la vida transcurra entre consignas, cifras y análisis superficiales que sirven de fachada para hacernos creer que algo se hace. Son tiempos de respuestas, la gente esta viviendo al límite de sus fuerzas. Estamos agotados.
Frente a este drama, que estoy seguro que se repite en la mayoría de las familias de Cuba, pienso que sería mejor darle a mis compañeros del teatro todo el tiempo posible para que intenten sobrevivir a esta catástrofe y que al menos intenten alimentar a sus familias.
Pero que maldición la vida de un artista y de todo aquel que ame y respete su profesión. Uno no puede desprenderse, meter la emoción y el compromiso en una gaveta y esperar a que todo mejore y volver a empezar. Uno necesita sentirse útil, ser y estar.
Somos servidores públicos, pero hay momentos donde la realidad nos supera y uno quiere gritar y mandar todo a la mierda, hay momentos donde yo, que me considero patriota a ultranza, quiero partir, irme a pastorear renos en la tundra por tal de escapar de este desastre.
Se que muchos se alarman cuando escribo sobre estas cosas y preferirían que hiciera silencio por temor a que el enemigo se entere de nuestra miserable situación. A estas añturas, a ese enemigo histórico le importa muy poco nuestra situación . Ese enemigo sabe que aquí, entre nosotros, está el mejor enemigo, el más útil y preciso enemigo, ese que desde su puesto no hce su trabajo, ese que se roba lo poco que va quedando, el que asume responsabilidades pensando en beneficios y no en el bien común. Ese que triciona al pueblo, a la patria, ese que nos habla de economía y de ajustes y de pronto se convierte en noticia oscura y podrida.
Son tiempos difíciles, guerras por medio mundo, catástrofes ecológicos, hambruna, Ucrania, Gaza, caravanas de migrantes… Son tiempos difíciles, pero aquí hay quienes se empeñan en hacerlos más difíciles, más duros… Esos son los verdaderos enemigos de Cuba y la revolución.
Conozco a muchos que dicen:
-¿Ya leíste lo que escribió el Freddys, por qué coño ese tipo escribe toda esa mierda?
Lo hago porque siento un compromiso profundo con mi patria, e intento desde mi humilde posición ayudar, y también porque uno necesita la catarsis, necesita purgar y poner fuera el dolor. Pero ocurre que estamos enfermos de alabanzas y triunfalismo, falta entrenamiento para enfrentar la crítica y cualquier señalamiento se toma como agresión, como amenaza.
No deberían alarmarse con un post como este, ocúpense de lo que realmente necesitamos todos. Resistir no puede ser la palabra de aliento.
Legué hoy a la casa a las 11.09 pm… Pasé casi todo el día sin conexión y cuando abrí WhatsApp tenía este mensaje (les comparto en el post las fotos de la captura de pantalla) no conozco a la persona, no sé su nombre, me escribe porque mi número es el que ofrezco para las reservas de entradas y es público.
Después de leer su mensaje, no puedo rendirme. Mis actores tampoco pueden hacerlo, y cada cubano digno que ame su profesión y tenga vocación de servicio tampoco debe hacerlo. Cuba nos necesita para salir de este desastre, es preciso liberar de marabú la patria.

Deja un comentario